martes, 28 de junio de 2011

REFLEXIONANDO CON NELSON MANRIQUE Y CARLOS REYNA


Por César Zelada

“El descontento es el primer paso en el progreso de un hombre o una nación”, Oscar Wilde.
“De las decisiones que tomemos hoy, dependerá el destino de las futuras generaciones”, Anónimo.

El jueves 23 de Junio (un día antes del día del campesino), a la 1:00 pm, se realizó, en la facultad de Letras de la PUCP, la Conferencia “El rol de Gana Perú después de la victoria de Ollanta”. El evento lo organizo la Izquierda Universitaria de la PUCP. Y contó con la presencia de aproximadamente 100 estudiantes que tuvieron como ponentes a los destacados intelectuales Nelson Manrique (sociólogo e historiador) y Carlos Reyna (politólogo). Lamentablemente, llegue un poco tarde, logrando escuchar con mayor tiempo al primer expositor.

Nelson señala, con el estilo serio, filosófico y didáctico que lo caracteriza, que, “…la izquierda no ha podido transferir la fuerza gremial en política…la izquierda fue incapaz de adecuarse a los cambios…la izquierda no ha podido superar su ruptura y división…Javier Diez Canseco, es congresista electo de GANA PERÙ como una personalidad, pero no como Partido Socialista…”.

Y en efecto, la izquierda peruana (me refiero a la histórica), no ha podido superar su marginación porque ésta es de matriz ideológica. Es decir que la frase, “…sin calco ni copia, creación heroica…”, de José Carlos Mariátegui, solo sirvió para la tribuna. En la práctica, la izquierda peruana, fue satélite del “comunismo internacional”. Por eso es que cuando se divide el campo socialista, la izquierda peruana (e internacional), también lo hace, diferenciándose en moscovitas, pekineses, albaneses, etc. (incluso hubo quienes se alinearon acríticamente con Muammar Gadaffi). Esta dependencia de la izquierda peruana hace que pierdan completamente la brújula. En este sentido, no vieron la caída del Muro de Berlín. Es más, según uno de los análisis políticos de Izquierda Unida reunida en Villa El Salvador en 1989 (con 5 mil delegados), el movimiento socialista estaba en auge (meses después todo se derrumbó como un castillo de naipes). Y en relación a la izquierda troskysta, pues, lamentablemente, a pesar de la corrección del análisis de la burocracia soviética y su perspectiva, la falta de un liderazgo como Leon Trotsky post Yalta, ha impedido que el trotskismo peruano supere su sectarismo y dispersión.

Luego, Nelson expresa que, “…Susana Villarán gana contra todos los poderes facticos…pero esta victoria no logra transferirse a la candidatura de Manuel Rodríguez Cuadros…”. Y es que claro, como decía Engels, “la naturaleza aborrece el vacío…”. Alguien tenía que cubrir el vacío político poblacional que demanda cambio del modelo. Eso se expresó con Fuerza Social en el 2010. Pero para el 2011 ya había un liderazgo consolidado que era Ollanta y un partido que durante cinco años a estado (con contradicciones internas y todo), estableciendo puentes con la población. Por eso Rodríguez Cuadros no “hizo click” con la población.

Lo interesante de la agudeza de Manrique, utilizando el materialismo dialectico, es que manifiesta que, “…existen un conjunto de fenómenos particulares, como por ejemplo la coyuntura especial que se dio pasando al ballotage Keiko y Ollanta, luego una acción nunca antes vista en la historia republicana como es el manifiesto de los intelectuales, periodistas, historiadores, escritores, etc. a favor de Ollanta y GANA PERÙ…”.

También menciona que, “existen derechistas, pero no una derecha política”. Y en efecto, que diferencia con la Democracia Cristiana liderada por Héctor Cornejo Chávez o Acción Popular de Belaunde Terry (me refiero al nivel político, la lucha contra la dictadura de Manuel Odrìa y Morales Bermúdez, etc.).

Del mismo modo, dijo que, “…los intelectuales latinoamericanos ven tres caminos que puede seguir Ollanta, el de Chávez, el de Lula o el de Lucio Gutiérrez, no obstante, en el caso de Ollanta, pesan los factores más positivos…”.

Lo que habría que decir es que a diferencia de Chávez, Ollanta, no conquisto la victoria electoral con una gran diferencia (Chávez ganó con 16% de votos en 1998), además, su discurso es realmente serio cuando asume el nacionalismo como una alianza de clases sociales para desarrollar Nación. También está presente el factor Brasil (éxito popular de Lula), con asesores y vínculos políticos estrechos a nivel del PT – PNP. Todos estos factores se juntan para avizorar un gobierno tipo Lula, no obstante también están presentes las particularidades peruanas como los movimientos sociales que no han podido ser coaptados como en Puno (lo que si a podido hacer en buena medida el PT de Brasil con el MST, CUT, estudiantes, etc.), que pueden hacer girar más a la izquierda al gobierno (que generan los miedos de la ultraderecha).
Otro elemento interesante que enfatizó Manrique fueron los “miedos de las clases medias, que pueden ser utilizadas por la derecha económica para agitar contra el nuevo gobierno…la derecha está esperando el momento oportuno para golpear…”. Y en verdad, lo que hemos visto después del 5 de Junio, fue la desesperación de una derecha que perdió las elecciones y que actuaba como ganadora (porque se cree dueña del país), presionando al presidente electo para que nombre ya su gabinete. En el mimo sentido, el historiador Antonio Zapata, habla de que, “la derecha tratara de coaptar a Ollanta para seguir gobernando”.

Por otro lado, Carlos Reyna, intervino planteando la pregunta, “¿y ahora qué?”, para luego responder, “el día 5 de junio en la Pza. 2 de mayo, vivimos (aludiendo a Nelson), un día histórico superior al de los 80s con Izquierda Unida, al ver a jóvenes bailar e incluso besarse de alegría, este fue el triunfo del pueblo peruano donde los colectivos jugaron un rol clave…”. Y en efecto, el triunfo de Ollanta es una expresión objetiva de que el pueblo quiere un cambio del modelo económico neoliberal, que genera crecimiento pero que no llega a los bolsillos de los pobladores por su matriz burocrática. Por eso es categórico el respaldo popular del sur del país a la candidatura de GANA PERÙ (en Puno sacó 79%).

Reyna también señaló, tomando en cuenta el activismo de los jóvenes, que, “… la izquierda no solo es un espacio de ideas sino de campañas…”.

Durante el análisis de la coyuntura peruana después del 5-J se realizó un pequeño, pero interesante debate sobre el rol de la clase obrera en la historia y la sociedad.

Nelson Manrique dijo que, “…Marx parte del supuesto de que el proletario es capaz de destruir el sistema capitalista, pero eso no fue así…existía una incapacidad genética de los trabajadores para producir una empresa…”, y habló de las experiencias revolucionarias exitosas como la rusa, china, cubana, donde los dirigentes fundamentales fueron de la clase media intelectual como Lenin, Mao y Fidel Castro, respectivamente.

Sobre esta cuestión, Reyna respondió que, “…los fundadores de los Partidos Socialistas de masas en Europa, fueron obreros…y que por tanto no era tan cierto lo de la incapacidad genética de los trabajadores”.

Luego el profesor Manrique dijo que, “justamente Lenin en su Que Hacer, señala que las condiciones materiales de superxplotacion impide a los obreros desarrollar la ideología del proletariado, la conciencia de clase para sí…Marx decía que la conciencia de clase, parte de las condiciones de clase…”.

Fue una polémica que quedó inconclusa tanto por el tiempo como por la razón de la conferencia que era sobre la coyuntura política. No obstante, habría que reflexionar en que la composición de la primera revolución rusa tuvo un contingente obrero importante. Pero la idea de Lenin (y Marx antes), no descansaba solo en la dirección sino en la fuerza y la forma de organización colectivista y homogénea de la clase obrera para realizar una transición pacífica hacia el socialismo, al ser justamente ésta producto genuino del capital. ¿Alguien podría negar la importancia clave de las huelgas en la Rusia del 17 o la Cuba de 1949 para conquistar la revolución social?, ¿O los métodos de huelga general utilizados por las comunidades amazónicas cuando el Baguazo o las comunidades campesinas en Puno para sumar y demostrar su fuerza como clase social teniendo en contra a todos los poderes facticos?
Y sobre la cuestión de las empresas, pues, si en verdad existe una incapacidad genética de los obreros para gestionar una fabrica, ¿Cómo podríamos llamar entonces a la gestión obrera eficaz de la empresa minera de Huanuni en Oruro, Bolivia; la de los ceramistas de Zanon en Argentina o de decenas de empresas bajo gestión obrera como la PDVSA cuando el golpe de estado (paro patronal), en Venezuela el 2002-2003?

En lo que sí estuvieron de acuerdo ambos, es que las libertades ciudadanas conquistadas como la libertad de expresión, organización, pensamiento, género, etc. fueron banderas de la juventud, trabajadores y mujeres socialistas (aunque después se las irroguen la derecha). También concordaron en que a partir del 5-J se apertura una nueva etapa política, que debe expresar la máxima de Mariátegui cuando decía, “…que somos muy poco para dividirnos…” (Manifiesto por el día del Proletariado). Y que debemos buscar los puntos comunes para avanzar. En ese sentido, Manrique planteó algunos puntos como agenda: Reparación para las víctimas de la guerra interna, aprobación de la Ley de Derecho a Consulta previa, Participación popular en el gobierno, honrar los compromisos hechos en campaña con las organizaciones y colectivos que se movilizaron el 26 de Mayo.

A nuestro parecer el evento fue un éxito para ser el primer paso. No obstante, estos son temas que deben ser abordados profundamente contando con la participación más activa y seria de la juventud que quiere un cambio de la sociedad neoliberal. Y creemos, por tanto, que los profesores Carlos Reyna, Nelson Manrique, Alberto Adrianzen, la Izquierda Universitaria de la PUCP, GANA PERÙ, la izquierda, colectivos y movimientos políticos juveniles radicales, anarquistas, etc. tienen la responsabilidad histórica de impulsar el debate desde la praxis mariateguista.

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