miércoles, 7 de diciembre de 2011

ACTIVISTA Y ENTORNO POLÍTICO: ANARQUISTAS


De las tendencias que enfrentó el Socialismo Peruano desde sus comienzos, el fenómeno recurrente es el anarquismo. Esto se ha notado en el desarrollo del reciente Seminario, pues siempre su modus operandi es “de qué se trata para oponerme”

JCM regresó al país preparado plenamente como activista político. Ya desde su primera conferencia La Crisis Mundial y el Proletariado Peruano (15.06.23) enfrentó a muy activos anarquistas seguidores de González Prada, Urquieta, Lévano, que enfrentaban a los bolcheviques y su naciente Estado socialista. Fue abucheado, silbado, interrumpido. Por eso, en su tercera conferencia (30.06.23) señaló que: “Algunos compañeros temen que yo sea muy poco imparcial y muy poco objetivo en mi curso. Pero soy partidario antes que nada del frente único proletario”. Esto lo recordó meses después reiterando que “Somos todavía pocos para dividirnos. No hagamos cuestión de etiquetas ni de títulos” (01.05.24)

Dos lecciones aprendió el Socialismo Peruano desde entonces. Que no se trata de cualquier frente único sino del frente único proletario. Y que al iniciarse y reiniciarse el trabajo de organización somos todavía pocos para dividirnos.

Bien se sabe que el anarquismo surgió antes que el marxismo. Se basa en la concepción idealista de la historia (ideísta, pues deriva de idea, no de ideal) El marxismo surgió después, y se basa en la concepción materialista de la historia (materiista, pues deriva de materia, no de material) Es la gran ruptura dialéctica. Pero históricamente, la concepción materialista surgió antes que la concepción idealista (Heráclito, Demócrito, p.e.) Y en el idealismo, las primeras deidades fueron diosas y no dioses. Por eso, primero fue Cibeles antes que Zeus, y entre nosotros primero fue Mamapacha antes que Inti.

En la historia internacional, el anarquismo se hizo fuerte en España e Italia, países con bajo desarrollo industrial. En nuestra historia, de España nos llegó la corriente teórica del anarquismo. La trajo González Prada, “el precursor de la transición del período colonial al período cosmopolita” en nuestra formación nacional. Su gran mérito es que “representa, de toda suerte, un instante -el primer instante lúcido-, de la conciencia del Perú” (JCM, 16.04.26) Esta corriente no nos dejó un programa. Aún más, ya en pleno proceso de criba de la vanguardia, “Si hay algo que aprender del sindicalismo anarquizante de Barcelona, es sin duda la lección de su fracaso” (JCM, --.01.27) Paso a paso deslindaba los campos.

De Italia nos llegó la corriente obrera del anarquismo. Caracciolo Lévano y otros forjaron el vital paso del mutualismo asistencialista al anarco-sindicalismo (Federación de Panaderos, Congreso Obrero, La Protesta, otras actividades relevantes que figuran en nuestra historia social) Tampoco nos dejó un programa. Agotada su función, muchos de sus activistas ingresaron en las filas del Socialismo Peruano, y del aprismo después.

En esos tiempos, los anarquistas lucharon por sus ideales, sufrieron persecución, cárcel, tortura, destierro, muerte. Ese ejemplo de entrega jamás se debe menospreciar, olvidar. No es estilo del socialismo insultar, despreciar al contendor, degradar el debate.

Estudiar el anarquismo en lo internacional es importante, pero estudiarlo en lo nacional es lo dirimente. Cuál es su concepción ideológica (materialismo o idealismo), cuál es su concepción teórica (extinción del Estado socialista o abolición de todo Estado), cuál es su concepción política (partidismo de clase o movimiento a-partidista), cuál es su concepción orgánica (obreros y campesinos como base o sólo obreros fabriles), qué alternativa propone al proletariado peruano, al pueblo peruano para la construcción de una nueva sociedad. Y, lo esencial, ¿cómo va a derrocar el Estado dominante, cómo va a construir su nueva sociedad sin Estado? ¿Cuál y cómo es su propuesta de organización?

El Socialismo Peruano, pues, desde sus orígenes ha tenido que enfrentar este fenómeno recurrente. Siempre procura la organización propia del proletariado peruano, del pueblo peruano. Y siempre tiene que enfrentar al anarquismo y su oposición a esta construcción orgánica con su eterno “de qué se trata para oponerme”

Pero los tiempos van cambiando. Poco a poco, las tendencias y grupos que se reclaman del Socialismo Peruano van centrando sus debates en la preparación de la organización. El anarquismo queda así nuevamente desubicado, aislado. No tiene respaldo intelectual, universitario, juvenil. Y no tiene ya base laboral, por la “tercerización laboral”, empleo precario, subempleo, desempleo.

¿Qué propone ahora este anarquismo señorial, que hace tiempo ha dejado de ser obrero? Para enfrentar la preparación de la organización, levanta el “frente unido” como si pudiera ser su refugio. Pero en el partido o en el frente, ¿requiere el pueblo de organización? Si el Partido Proletario no puede surgir de un “conciliábulo académico”, menos puede surgir espontáneo el Frente Unido. Si el Partido reúne a convictos y confesos, el frente unido reúne a quienes los impulsa la lucha inmediata, temporal, electoral. Esta lucha espontánea puede repetirse hasta el infinito, pero sólo logra resultados cuando deviene fuerza organizada para el cambio social. Por autodisciplina del Activista es hasta menos difícil forjar Partido que Frente. Es difícil forjar el organismo impulsor, pero logrado este paso será aún más difícil el siguiente paso, organizar al pueblo trabajador.

Años atrás, el dúo Hart-Negri difundió un grueso volumen, pesado por fuera y por dentro, planteando la lucha sin partido, sin organización, sólo movimiento espontáneo de masas en su protesta. Los resultados están a la vista en las manifestaciones europeas contra la crisis. Días de lucha, de reclamos, de exigencias, pero de resultados ¿qué?

En nuestro país los resultados electorales para nada favorecen al anarquismo, que “dignamente” induce al pueblo a la trampa del voto “inteligente”

Por eso el fracaso del “de qué se trata para oponerme” Y es que “Políticamente, históricamente, el anarquismo es, como está averiguado, la extrema izquierda del liberalismo. Entra, por tanto, a pesar de todas las protestas inocentes o interesadas, en el orden ideológico burgués. El anarquista, en nuestro tiempo, puede ser un revolté, pero no es, históricamente, un revolucionario” (JCM, 06.07.28) Así concluía la criba de la vanguardia que precedió a la Constitución del Partido Socialista del Perú. (07.10.28) Y así concluye siempre cada nuevo proceso de preparación de la organización.

Las reuniones actuales son especie nueva y laboriosa de “criba de la vanguardia” Poco a poco el debate se va centrando en cómo entender el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra historia republicana. Y el reciente Seminario del Socialismo Peruano deja ya centrado este objetivo declarado. Es su gran aporte.

Ragarro
07.12.11

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