jueves, 17 de agosto de 2017

LAVA JATO PERÚ: ABRIR SECRETOS




Por Gustavo Gorriti.-(*)

En las últimas semanas hemos revelado, en IDL-Reporteros y Caretas, varias informaciones importantes sobre el caso Lava Jato. Ahora sabemos que Marcelo Odebrecht ordenó que se entregaran 3 millones de dólares a Ollanta Humala para la campaña presidencial de 2011; y sabemos también que le indicó a Jorge Barata “dale más” a Keiko Fujimori para esa elección; que escribió una anotación electrónica para “Aumentar Keiko para 500 e eu fazer visita”; que “probablemente” también contribuyó con la campaña del Apra, y quizá con alguna más (la identidad de la cual se conocerá pronto, espero).

Sabemos también que casi todas estas informaciones (con excepción, claro está, de la de Ollanta Humala), fueron ocultadas por la fiscalía peruana que, de esta manera, perpetró un encubrimiento.

Los datos revelados son muy importantes, aunque resulten apenas una fracción de todo lo que los ciudadanos (y los estudiantes precoces) deben conocer sobre este megacaso de corrupción empresarial y política. Sabemos ya, empero, que si dejáramos la información en manos de la Fiscalía, sería cubierta por un manto turbio de secreto. Se sabría lo que ellos quieren que se sepa y se ocultaría lo que no.

Como los superintendentes dependían de él, Mameri tuvo y tiene el conocimiento de quiénes fueron sobornados, por cuánto, para qué y cuándo, desde México hasta Argentina. Y, por supuesto, en el Perú.

Eso no sucedió en Brasil donde –como ha explicado repetidamente, con invariable claridad, el juez Sergio Moro– abrir la información del caso a los ciudadanos hizo que una nación entera participara de la investigación y la defendiera con fuerza y entusiasmo. Gracias a eso Lava Jato no fue hundido por las fuerzas poderosas que hicieron naufragar casi todas las investigaciones precedentes.

Lo que sirve para Brasil sirve igual para nosotros. Si bien nuestros jueces y fiscales no se parecen a los de ellos, debemos tener en común un pueblo bien informado.

De manera que empezamos ahora una nueva etapa, mayor y muchos más intensa que las precedentes en la que, mediante IDL-Reporteros y Caretas, revelaremos una serie de hechos hasta ahora secretos. Les daremos los detalles, las fechas, las personas, los números de cuentas cuando se pueda, dentro de la narrativa de varios casos de corrupción en el caso Lava Jato.

Como muchos de ustedes saben, IDL-Reporteros organizó la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, integrada por notables periodistas de Armando.Info (Venezuela), La Nación (Argentina), La Prensa (Panamá), Sudestada (Uruguay) y Quinto Elemento Lab (México). Hemos colaborado con ellos en publicar varias notas que han tenido un fuerte impacto en sus naciones y también en Ecuador. Ahora nos toca aquí.

Hubo que decidir si arrancar con los casos o precederlos con una descripción básica de personajes y métodos. Escogí lo segundo, porque resultará importante para entender mejor los casos. Seré en esta parte lo más somero posible, aunque luego aparecerán otros personajes relevantes cuya descripción acompañará el relato del caso.

En la confesión corporativa de Odebrecht a fines del año pasado, la de los principales hechos de corrupción en el Perú fue protagonizada principalmente por cuatro altos funcionarios de la firma.

Ellos fueron: Luiz Mameri, Jorge Barata, Luis Alberto de Meneses Weyll y Ricardo Boleira.

Barata es el más conocido, pero el más importante (no solo para Perú sino para casi toda América Latina) es Mameri. Nacido en agosto de 1955 en Minas Gerais, ingeniero civil de expresión involuntariamente ascética, cabello cortado al cepillo, Mameri habla en forma calma y precisa, con el tono de un general que acepta la derrota con resignación pero sin miedo. El precio de la derrota es confesar, y Mameri lo hace sin explayarse pero sin dar la apariencia de guardarse información importante.

En sus inicios profesionales en Odebrecht, Mameri trabajó en Brasil y Ecuador. Regresó luego a ese país donde ascendió eventualmente a Superintendente (lo que fue Barata en Perú). Pasó, con el mismo cargo, a Angola de donde, años después retornó a Brasil como vicepresidente para América Latina y Angola. El título cambió luego a Líder Empresarial, a cargo de la supervisión de los Superintendentes de América Latina, menos Venezuela.

¿Cuándo cometió su primer acto ilícito (es decir, el pago de coimas)? En 2004, responde Mameri, cuando era superintendente de Angola, tuvo “la necesidad de hacer un pago ilícito”, unos “ocho meses después” de haber llegado al país. Dice que entre 1989 y 2003 “no precisó hacer pagos indebidos”. En la ocasión de ese primer pago, su entonces superior directo, Marcelo Odebrecht le indicó que se pusiera en contacto con Hilberto Silva (un personaje que tendrá importancia central en casi todos los casos) para arreglar el asunto. Tuvo claro que para pagar las coimas, se “generaban recursos no contabilizados” en las diversas operaciones de Odebrecht.

¿Cómo se pasó a las “operaciones estructuradas” de la corrupción? Antes, dijo Mameri, el pago de coimas se hacía “en forma desordenada” con los superintendentes “generando” recursos de su propios proyectos para los sobornos. Añade que “entre 2010 y 2012 fue necesario instituir un proceso de aprobación para esos pagos”. Ahí recibió un “pen drive” con el que tuvo acceso al sistema criptografiado Drousys. En él recibía las solicitudes para aprobar las cutras.

Cada vez que aprobaba el pago, debía copiarlo, por orden de Marcelo Odebrecht, a una persona llamada “Ubiraci Santos”, que “procesaba e implementaba esas solicitudes [de coimas]”. Pero la aprobación de cada coima en América Latina (menos Venezuela), era hecha por Mameri. Como los superintendentes nacionales dependían directamente de él, Mameri tuvo y tiene un conocimiento preciso de quiénes fueron sobornados, cuándo, para qué y por cuánto, desde México hasta Argentina. Y, por supuesto, en el Perú.

¿Y Ubiraci? El veterano Isaias Ubiraci Chaves Santos ingresó a Odebrecht en 1977 y trabajó, sobre todo, en el área financiera. En 2004, indica, Marcelo Odebrecht lo llamó, le dijo que, dado que tenía que efectuar “pagos no contabilizados” [es decir, coimas] necesitaba a Ubiraci para “verificar algunos parámetros” antes de proceder al pago.

Los parámetros para las coimas que estableció Odebrecht eran: la obra de la que procedía el soborno debería tener un saldo positivo; y el valor de la coima debía ser aprobado por el Líder Empresarial, que entonces era el propio Marcelo Odebrecht (y después, Mameri).

Ubiraci no se sorprendió puesto que, dice, el tema de los sobornos “no era completamente nuevo para mí, porque durante determinado período en la década de 1970 fui subordinado de Antonio Ferreira quien, entre otras cosas, era responsable de pagos indebidos en la CNO [Constructora Norberto Odebrecht]”. Y, añade Ubiraci, “creo que Marcelo me confió esa actividad pues […] he convivido con tres generaciones en la empresa, (con su abuelo, su padre y con él)”. Así que, según recuerda, la cutra empresarial tenía tres generaciones también.

Aunque Ubiraci procesaba pseudónimos, códigos antes que nombres, en el primer paso del pago de los sobornos por el sector de operaciones estructuradas, Luiz Mameri sí tenía que saber a quién se estaba coimeando y por qué. Pese a que Mameri mencionó que algunos pagos de coimas pueden haberse hecho sin su conocimiento, él era un líder lo suficientemente detallista, observador y astuto como para que ese contrabando de coimas fuera la excepción.

Entonces, sabiendo eso: ¿La confesión de Barata fue ratificada o validada por Mameri? ¿Coinciden las confesiones de Barata con las de Boleira y, especialmente, con la de Meneses Weyll? Lo veremos esta semana en IDL-Reporteros, aunque puedo adelantar en cuanto a las confesiones que si mucho se ha dicho, mucho se ha callado.

(*) Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición la 2501 de la revista ‘Caretas’. 

No hay comentarios: