viernes, 30 de julio de 2010

POR QUÉ DERECHO POBLANO




I.-LITERATURA BÁSICA
1.- BIBLIA Y TRABAJO

Génesis 3:19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; ya que polvo eres y al polvo volverás.
2ª Tesalonicenses 3:10 Y mientras estuvimos entre vosotros, os advertíamos que el que no quiere trabajar no coma. 11 Porque hemos oído que algunos viven entre vosotros en la ociosidad, sin hacer nada, sólo ocupados en curiosearlo todo. 12 A estos tales les ordenamos y rogamos por amor del Señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, coman su pan.
2.- MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA
El siervo, en pleno régimen de servidumbre, llegó a miembro de la comuna, lo mismo que el pequeño burgués llegó a elevarse a la categoría de burgués bajo el yugo del absolutismo feudal. El obrero moderno, por el contrario, lejos de elevarse con el progreso de la industria, desciende siempre más y más por debajo de las condiciones de vida de su propia clase. El trabajador cae en la miseria, y el pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza. Es, pues, evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad ni de imponer a ésta, como ley reguladora, las condiciones de existencia de su clase.
Marx-Engels, 1848
3.- DERECHO AL TRABAJO
A.- En el primer proyecto de Constitución, redactado antes de las jornadas de Junio, figuraba todavía el droit au travail, el derecho al trabajo, esta primera fórmula, torpemente enunciada, en que se resumen las reivindicaciones revolucionarias del proletariado. Ahora se convertía en el droit à l’assistance, en el derecho a la asistencia pública, y ¿qué Estado moderno no alimenta, en una u otra forma, a sus pobres? El derecho al trabajo es, en el sentido burgués, un contrasentido, un mezquino deseo piadoso, pero detrás del derecho al trabajo está el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital, la apropiación de los medios de producción, su sumisión a la clase obrera asociada, y, por consiguiente, la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y sus relaciones mutuas. Detrás del “derecho al trabajo” estaba la insurrección de Junio. La Asamblea Constituyente , que de hecho había colocado al proletariado revolucionario hors la loi, fuera de la ley, tenía, por principio, que excluir esa fórmula suya de la Constitución , ley de las leyes; tenía que poner su anatema sobre el “derecho al trabajo”. Pero no se detuvo aquí. Lo que Platón hizo en su República con los poetas lo hizo ella en la suya con el impuesto progresivo: desterrarlo para toda la eternidad.
B.- Lo que da, además, a nuestra obra una importancia especialísima es la circunstancia de que en ella se proclama por vez primera la fórmula en que unánimemente los partidos obreros de todos los países del mundo condensan su demanda de una transformación económica: la apropiación de los medios de producción por la sociedad. En el capítulo segundo, a propósito del “derecho al trabajo” del que se dice es la “primera fórmula”, torpemente enunciada, en que se resumen las reivindicaciones revolucionarias del proletariado, escribe Marx; “Pero detrás del derecho al trabajo está el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital la apropiación de los medios de producción, su sumisión a la clase obrera asociada, y por consiguiente la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y de sus relaciones mutuas”. Aquí se formula, pues -por primera vez-, la tesis por la que el socialismo obrero moderno se distingue tajantemente de todos los distintos matices del socialismo feudal, burgués, pequeño-burgués, etc., al igual que de la confusa comunidad de bienes del comunismo utópico y del comunismo obrero espontáneo.
A: Marx, La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850
B: Engels, Prólogo a la edición de 1895
4.- DERECHO A LA PEREZA
La moral capitalista, esa parodia de la moral cristiana, anatematiza la carne del trabajador. El ideal que ha adoptado es el de reducir al productor al más ínfimo mínimo de sus necesidades, el suprimir sus alegrías y sus pasiones y el condenarle al papel de máquina productora de trabajo sin tregua ni piedad. (…)
En la sociedad capitalista, el trabajo es la causa de toda propensión a la degeneración intelectual del individuo, de toda deformación orgánica. (…)
Y entre tanto, el proletariado, la gran clase que abarca a todos los productores de las naciones civilizadas, la clase que emancipándose emancipará a la humanidad del trabajo servil y hará del animal humano un ser libre, el proletariado digo, traicionando sus instintos e ignorando su misión histórica, se ha dejado pervertir por el dogma del trabajo.” (…)
Nuestra época es, dicen, el siglo del trabajo; en efecto, estamos en el siglo del dolor, de la miseria y de la corrupción. (…)
Trabajad, trabajad, proletarios, para engrandecer la fortuna social y vuestras miserias individuales; trabajad, trabajad, para que, haciéndoos cada vez más pobres, tengáis más razones para trabajar y ser miserables. Ésta es la ley inexorable de la producción capitalista. (…)
Pero si las crisis industriales siguen a los períodos de sobretrabajo tan fatalmente como la noche al día, arrastrando tras ellas el desempleo forzado y la miseria, también conllevan la bancarrota inexorable. (…)
Una buena obrera sólo hace, con la ayuda del huso, cinco madejas por minuto; ciertos telares circulares para tricotar hacen treinta mil en el mismo tiempo. Cada minuto de máquina equivale, por lo tanto, a cien horas de trabajo de la obrera; o, dicho de otro modo, cada minuto de trabajo de la máquina concede al obrero diez días de descanso. (…)
Bajo el antiguo régimen, las leyes de la Iglesia garantizaban al trabajador 90 días de descanso (52 domingos y 38 festivos) durante los que estaba estrictamente prohibido trabajar. (…) Bajo la Revolución , cuando esta burguesía se hizo dueña de la situación, abolió los días festivos y reemplazó la semana de siete días por la de diez días. Liberó a los obreros del yugo de la Iglesia para someterlos mejor al yugo del trabajo. (…)
El proletariado enarboló la consigna “¡Quien no trabaja, no come!”; en 1831 Lyon se alzó pidiendo “¡Armas o trabajo!” y en 1871, en mayo, los federados titularon su levantamiento una “Revolución del Trabajo” (…)
Por eso, para evitar tal desgracia, los capitalistas se rodearon de pretorianos, policías, magistrados y carceleros, (…) Hoy no es posible ya conservar ilusión alguna sobre el carácter de los ejércitos modernos: su única razón para existir permanentemente es comprimir al “enemigo interior”; (…)
Para obligar a los capitalistas a perfeccionar sus máquinas de hierro y madera, hay que elevar los salarios y disminuir las horas de trabajo de las máquinas de carne y hueso. (…) Pero, ¿cómo pedir a un proletario corrompido por la moral capitalista, que tome una resolución viril? (…)
Y sin embargo, Aristóteles preveía que: “(…) si por ejemplo las lanzaderas de los tejedores tejieran solas, el encargado del taller no necesitaría ya más ayuda ni el amo más esclavos” (Política) El sueño de Aristóteles es nuestra realidad. Pero (…) todavía no comprenden que la máquina es la redentora de la humanidad, el dios que rescatará al hombre de los sordidae artes (oficios) y del trabajo asalariado, en una palabra el dios que le dará ocio y libertad.
Paul Lafargue, El Derecho a la Pereza , 1880
Editorial Grijalbo, S.A., México 1970, 160 págs. 11.5 x 18 cms.
4.- ALGO PARA UNA LEY DE INSTRUCCIÓN
La manía de imitar irreflexivamente lo que se hace en otros países ha hecho que se trate de implantar entre nosotros el sistema universitario de Francia, olvidando que la prudencia aconseja dar tiempo al tiempo y aguardar a que se reúnan ciertas condiciones y circunstancias que hagan provechoso en Lima lo que aún es discutible si es bueno en París. (…) En Algo para una ley de instrucción (del doctor don Manuel Pasapera, catedrático de la Universidad de Lima, con seudónimo T. L. S) vemos más que un libro de doctrina, una obra de polémica. (…)
Al hablar de la llamada Escuela de Artes y Oficios, cuya actual organización combate, entra el autor en importantísimas consideraciones sobre la gran cuestión que hoy trae convulsionada a Europa. “Hay en la Internacional -dice- un hecho que no debe despreciarse: la miseria de los obreros que quieren trabajar para vivir y que no tienen trabajo, y la de los que trabajan sin un provecho proporcionado. De este hecho han abusado los ateos, socialistas y comunistas, y los demagogos, que nada respetan, siempre que se les franquee el camino hacia el poder. No somos partidarios de la Internacional , porque, para nosotros, la Biblia es el único código completo de moral y de derecho: el culto, necesidad individual y social; la herencia, la salvación de la familia; y sin impuestos, sin fuerza pública, sin gobierno, sin religión, es imposible la sociedad. Pero la Internacional descansa en un hecho en el que hay, cuando no un fondo de justicia, una loable aspiración”
Perdone el ilustrado señor T. L. S que no estemos de acuerdo con su opinión. Creemos que no hay aspiración loable si ante todo no está basada en la justicia. Convenimos en que el obrero tiene derecho al trabajo; pero no aceptamos que para hacer práctico este derecho le sea, no diremos lícito sino excusable, recurrir a la violencia y al desquiciamiento social. Para nosotros, ese desnivel funestísimo en la cuestión capital del trabajo no es más que, valiéndonos de una frase del mismo señor S. “una desigualdad racional e inevitable”, y no la obra de la injusticia humana.
Ricardo Palma (1833-1918), Parrafadas de Crítica, s.f.
5.- URSS Y TRABAJO
El esquema de la constitución rusa es el siguiente: Principio: Quien no trabaja no come. Fin: supresión de la explotación del hombre por el hombre.
JCM 14ª Conferencia 19.10.23:
Exposición y Crítica de las Instituciones del Régimen Ruso.
6.- MENSAJE AL CONGRESO OBRERO
Un proletariado sin más ideal que la reducción de las horas de trabajo y el aumento de los centavos del salario, no será nunca capaz de una gran empresa histórica. Y así como hay que elevarse sobre un positivismo ventral y grosero, hay que elevarse también por encima de sentimientos e intereses negativos, destructores, nihilistas. El espíritu revolucionario es espíritu constructivo. Y el proletariado, lo mismo que la burguesía, tienen sus elementos disolventes, corrosivos, que inconscientemente trabajan por la disolución de su propia clase.
JCM, enero de 1927
7.- EL NUEVO DERECHO
En su libro Materiales de una teoría del proletariado, Sorel expone una idea -la de que el derecho al trabajo equivaldrá en la conciencia proletaria a lo que es derecho de propiedad en la conciencia burguesa- mucho más importante y sustancial que todas las eruditas especulaciones del profesor Antonio Menger. Pocos aspectos, en fin, de la obra de Proudhom -más significativa también en la historia del proletariado que los discursos y ensayos de Jaurés- son tan apreciados por Sorel como su agudo sentido del rol del sentimiento jurídico popular en un cambio social.
JCM, El Nuevo Derecho, de Alfredo Palacios, 30.06.28
8.- EL PROCESO DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA
El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su trabajo.
JCM. 7 Ensayos, Ideologías en Contraste, --.07.28
9.- REIVINDICACIONES INMEDIATAS
Se dirá, por algunos, que quienes trabajamos en el Perú por el socialismo, no tenemos reivindicaciones inmediatas y, por consiguiente, nos alejamos de las necesidades presentes, concretas, de las masas. Pero esto no es exacto. Reivindicamos el derecho de las masas obreras y campesinas a la libertad de asociación, a la organización sindical. Reivindicamos para las comunidades y para los campesinos el derecho a la tierra. Los indios saben que estamos contra la conscripción vial, contra todas las formas de servidumbre subsistentes, contra la feudalidad latifundista.
JCM. Respuesta a entrevista de Rafael Maluenda, --.03.29
10.- CONTRADICCIÓN PRODUCCIÓN-PRODUCTIVIDAD
Nada caracteriza mejor las relaciones de los obreros con la producción capitalista que la tristemente conocida anécdota: El hijo de un obrero minero pregunta a su madre:
-Madre, hace frío. ¿Por qué no enciendes el fuego?
-Porque no tenemos carbón. Tu padre está sin trabajo y no podemos comprarlo.
-¿Y por qué está sin trabajo?
-Porque hay demasiado carbón.
Amauta Nº 30, abril-mayo 1930, pág. 59 ¿Qué es el Plan Quinquenal?
11.- REFRANERO POPULAR
Si el trabajo diera riqueza, hasta el burro tendría chequera.

II.- INTRODUCCIÓN AL TEMA
En nuestro país tanto el castellano como el quechua son idiomas oficiales. ¿Qué relaciones expresan respecto a la actividad humana encaminada a un fin? En uno existe el término trabajo; en otro hay tres términos: ayni, llank’ay, minga o mink’a. Examinemos.
Trabajo viene de tripaliare, torturar; este término viene de tripalium, instrumento de tortura. Entonces, es término acuñado por el esclavismo. Y no es casual que al comienzo la Biblia enfatice “con el sudor de tu rostro” y al final sentencie que “quien no quiere trabajar, no coma” En desuso este origen, ahora sólo significa cotidiana actividad humana.
Cronistas e historiadores se asombraron de que el pueblo precolombino trabajaba con alegría, y que no había pobres, haraposos ni mendigos a lo largo y ancho del país. No podían comprender que las grandes construcciones megalíticas precolombinas habían sido ejecutadas por trabajo creador y no por esclavos, lo que confirma la sociología actual. Sólo el dominio colonial impuso masivamente el trabajo servil, de provecho privado.
Como señala el Manifiesto Comunista, el trabajador cae en la miseria, y el pauperismo crece más rápidamente todavía que la población y la riqueza. El esclavista sostenía a su esclavo; el feudalista dejaba una parcela misérrima al siervo; el capitalista, ¡ni eso! Por eso concluye que “la existencia de la burguesía es, en lo sucesivo, incompatible con la de la sociedad” Y ahora más que entonces ese dominio deshumaniza al ser humano.
Ayni es actividad recíproca, llank’ay es actividad individual; minga es actividad colectiva. La actividad laboral, pues, tenía tres aspectos íntimamente relacionados entre sí. Las tres se basan en la solidaridad, iniciativa, colaboración del pueblo trabajador. Sin Ayni no hay solidaridad entre vecinos. Sin Llank’ay no se expresa la iniciativa individual. Sin Minga no es posible la colaboración en toda actividad colectiva. Esta actividad laboral triple sigue vigente aún, y contrasta visiblemente con el trabajo asalariado que anula toda solidaridad, toda iniciativa, toda colaboración. Es la base para diferenciar trabajo emancipado de trabajo servil, sobre todo ahora en medio de la crisis general y generalizada del sistema dominante.
Fue el marxismo el que visualizó el trasfondo del derecho al trabajo: “el poder sobre el capital, y detrás del poder sobre el capital la apropiación de los medios de producción, su sumisión a la clase obrera asociada, y por consiguiente la abolición tanto del trabajo asalariado como del capital y de sus relaciones mutuas” ¡De eso se trata!
De 1811 a 1816 actuaron los “luditas”, destruyendo en Inglaterra las máquinas que desplazaban al trabajador. Recordaban a Ned Ludd, que en 1779 destruyó máquinas de fabricar medias. Al fracasar, se orientaron al anarquismo. Y es que la máquina no era el enemigo, sino el aprovechamiento privado de la relación producción-productividad, trabajador-máquina. Esta relación ya la señalaba Aristóteles, malgrado ser el teórico del esclavismo. Por eso señala Lafargue que “la máquina es la redentora de la humanidad” La humanidad, poco a poco ha ido avanzando en la comprensión de esta relación básica. Pero, con el aprovechamiento social de esta relación queda atrás el ocio festivo y se abren las puertas al descanso creativo, al paso del reino de la necesidad al reino de la libertad.
En sus “Objetivos del Milenio”, ONU señala el “trabajo decente” Y toda plataforma electoral lo repite con el mismo u otro nombre. Pero ahora trabajo “decente” es simplemente trabajo chatarra, informalidad laboral que expresa “la miseria de los obreros que quieren trabajar para vivir y que no tienen trabajo, y la de los que trabajan sin un provecho proporcionado” Sin embargo, todo trabajo es digno pero no todo trabajo digno es trabajo creativo. Por eso, término equivalente de trabajo creador es trabajo emancipado.
Entonces, si tenemos siempre presente el pensamiento más valioso del Socialismo Peruano: El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su trabajo, podremos diferenciar nítidamente lo que es ese trabajo “decente”, servil y lo que es trabajo creador, emancipado.
Este trabajo creador, este trabajo emancipado es ahora más necesario que nunca. No se trata, pues, de “exigirle” a la clase dominante que dé trabajo, si en las últimas décadas ha llevado al país a la ruina con su desagrarización, desindustrialización, informalidad laboral. En estas décadas el pueblo trabajador ha perdido todos sus logros alcanzados tras duras luchas durante el siglo pasado: jornada laboral de ocho horas, salario nocturno, horas extras, riesgo profesional, accidente de trabajo, derecho de huelga, jubilación, salario igual por trabajo igual, dispensa por maternidad, reconocimiento de enfermedad profesional, seguro social obligatorio, y tantas más que paliaban el dominio de clase.
El derecho al trabajo emancipado es, pues, parte principal de las reivindicaciones inmediatas, del derecho del pueblo trabajador. Y, como se recuerda, este derecho al trabajo equivale al derecho de propiedad en la clase dominante. Esta contradicción entre derecho privado y derecho poblano está ahora más vigente que nunca.
Este derecho al trabajo es el principal del Derecho Poblano. Pero, ¿por qué Derecho Poblano? El derecho define a la clase dominante o que quiere dominar. En la clase dominante el principal es el derecho de propiedad que se resume en el conocido jus utendi et abutendi, derecho de uso y abuso. Y bien se sabe que la presencia de propiedad es el bien, su ausencia es el mal (lo contrario)
Popular, del pueblo, poblano son términos equivalentes. Pero popular es término impreciso (la guerra popular puede ser impopular en sus inicios) Del pueblo, requiere de la preposición del para su explicación, y la norma recomienda economía de palabras. En cambio, en poblano el sufijo ano indica genitivo, pertenencia (americano = de América, peruano = del Perú, poblano = del pueblo)
Pero, ¿por qué el Derecho al Trabajo es el principal? Trabajo-Educación-Salud son parte esencial del Derecho Poblano. Pero si la vida existe antes del ser humano, es por medio de la actividad consciente que el animal humano se ha hecho hombre (Engels, El papel del Trabajo…) Pero la hipócrita moral sexual parte del “derecho a la vida” y rasga sus vestiduras ante el aborto de una menor por violación, ante el aborto por malformación del embrión, ante el aborto por peligro de muerte de la gestante. Aquí se pone a prueba la moral de productores y la moral de reproductores. Y es esta moral de reproductores la que reconoce como válido el enriquecimiento por apropiación del trabajo ajeno.
Es menester reiterar que el trabajo ha hecho al hombre, sin educación no hay calificación laboral, y bien se sabe que mente sana en cuerpo sano. El pleno empleo, la capacitación laboral, el cuidado de la salud, son el prerrequisito para el progreso de los pueblos. Pero ahora el pueblo peruano quiere trabajar y se le cierran el campo, la fábrica, el comercio; quiere estudiar y se le cierran la escuela, el politécnico, la universidad; quiere ser sano y se le cierran el consultorio médico, la policlínica, el hospital. Y cunden el desempleo, el analfabetismo, la insalubridad. Por eso, basta conocer cualquier "villa miseria", que no otra cosa son en su mayoría los asentamientos humanos, para constatar la postración del Perú, de sus departamentos, de sus provincias, de sus distritos.
Por eso, el trabajo es la primera exigencia del individuo, del vecindario, del municipio. Y es lo que más falta en el Perú. Sin trabajo no hay educación ni salud; no hay vivienda, vestido ni recreación; y menos puede haber siquiera alimentación, comunicación y descanso. Por eso la reivindicación del Programa Mínimo, del Derecho Poblano.
En el proceso electoral se contrastan dos políticas. La política criolla es la misma que denunciaba Lafargue en 1880 en su “Farsa Electoral: delante de electores con cabeza de borrego y orejas de burro, los candidatos burgueses, vestidos de payasos, bailarán la danza de las libertades políticas, frotándose la cara y el culo con sus programas electorales de múltiples promesas, y cantando las miserias del pueblo con lágrimas en los ojos y las glorias de Francia con la voz aflautada”
La política creadora convierte este engaño en instrumento de emancipación y enarbola su Programa Mínimo, íntimamente ligado a su Programa Máximo.
Reivindicado el Socialismo Peruano, con su Manifiesto del Poder Cívico y su Derecho Poblano reinicia su actividad para gravitar en la escena política peruana.
Ragarro
29.07.10