lunes, 11 de octubre de 2010

La ética como base política del Socialismo



Por Grajo Camaso

Uno de los aportes sustantivos del amauta José Carlos Mariátegui La Chira a la propuesta socialista es la cimentación de una práctica ética como base de su actuación política. Esta práctica ética se expresa en la coherencia entre teoría y práctica, entre conciencia y acción, entre pensamiento y realidad.
No se trata de un aspecto aleatorio o complementario de su praxis política, sino de un aspecto esencial, consustancial que lo atraviesa y lo define todo. Véase su práctica, léase su correspondencia y se podrá apreciar esta dimensión capital de su propuesta política.
Para Mariátegui, la superioridad del Socialismo se expresa también en el terreno de la ética. Luego de constatar la crisis moral de la sociedad capitalista y la decadencia de la vida burguesa, el amauta ve en el Socialismo una nueva fe, una nueva religión, que devuelve al hombre la fe en su grandeza histórica y moral.
El llamado a la lucha final no es sino expresión de ese desafío ético por dar batalla a favor de un nuevo humanismo en acción, que permita al ser humano re-encontrarse consigo, y responder de manera positiva, afirmativa, ante el proceso de deshumanización que provoca el envilecimiento capitalista.
Por eso no se puede entender el proceso de construcción o afirmación de un proceso socialista sin tener como asiento fundamental el aspecto ético socialista, que debe ser cultivado como un aspecto clave de la construcción orgánica, sea del nivel de que se trate.
Un rezago tolerado por algunas cúpulas partidarias es la aceptación de prácticas reñidas con la moral socialista como el alcoholismo y la vida licenciosa entre camaradas (sino recuérdese a los chupamaros). Este tipo de prácticas vulgares -toleradas machistamente entre camaradas- dicen mucho de las limitaciones reales de quienes profesan de palabra una posición de avanzada, dizque progresista; pero, que en los hechos, aún medran en la retaguardia histórica.
La falta de ética socialista también se expresa en los métodos de hacer política. La viveza “criolla”, la impostura, la traición, el “todo vale” también son expresiones de una praxis electorera, oportunista, que dista mucha de expresar una nueva moral superior a la decadente moral burguesa.
Quienes aspiramos a dar vida a una propuesta Socialista moderna, coherente, realista, comunitaria, encontramos en la vida ejemplar del amauta José Carlos un icono clave de coherencia entre política y moral, entre ideal y realidad, entre teoría y práctica, entre pensamiento y acción. Es esta coherencia la clave que permitirá distinguir el avance del retroceso político, la afirmación constructiva de la desintegración.
En una estrategia de desarrollo organizativo de nada sirve copar membretes de organizaciones, ganar elecciones fraudulentas, ocupar cargos sin respaldo real, manipular resultados o engañar a las “bases”. Los supuestos avances que se logren con métodos fallidos no garantizan ningún avance sólido, auténtico, legítimo para el Socialismo.
Solo una construcción orgánica de calidad, teniendo como aspecto esencial el factor humano, y dentro de éste: el factor ético o moral, garantizará un avance real y propositivo del Socialismo.