jueves, 24 de noviembre de 2011

SEPA USTED CÓMO SE ARTICULA HOY EL PODER POLÍTICO EN EL PLANETA TIERRA


DE LA PRESIDENCIA IMPERIAL A LA DICTADURA FINANCIERA

José Blanco
La Jornada
23/11/2011

La era oscurantista que vivimos la inmensa mayor parte de la humanidad es resultado del poder absoluto del dinero, de la dictadura financiera (de la ralea de los banqueros centrales y privados, de las agencias calificadoras y empresas financieras adláteres), que han reprimido, subyugado y finalmente domesticado a la política-política. La democracia languidece, el Estado está impedido de representar al interés general.

Un poco de historia. En 1898 Estados Unidos inicia la ruta que llevará a los estadunidenses a referirse a la presidencia de su país como presidencia imperial. En ese año la Casa Blanca y el Congreso declararon la guerra a España, cuyo propósito era ocupar Cuba, Puerto Rico y Filipinas. A este impulso le siguió la adquisición de Hawai y la construcción del Canal de Panamá; fueron puntos claves para proyectar a la nueva gran potencia hacia Europa y Asia, respectivamente. Su crecimiento espectacular le permitió tejer una relación especial con el Reino Unido y sentar las bases de su gran expansión mundial en el siglo XX.

La tarea de la presidencia imperial consistiría en la creación de las instituciones para gobernar un orden de dominación multinacional jerárquico. La cabeza del imperio, Washington, garantizaría la seguridad y la estabilidad interna de sus partes constituyentes, extraer ingresos para pagar su mantenimiento (armas, corrupción de políticos, formación de ejércitos), asimilar culturalmente especialmente a las élites políticas y económicas de las sociedades súbditas del imperio. Desde la cabeza del imperio a los estados sometidos se le llamó, gobiernos aliados.

La historia de los despotismos europeos (nazismo, fascismo), las dos guerras mundiales, habrían de servir para acrecentar y consolidar el poder y la hegemonía de la cabeza del nuevo imperio. Estados Unidos estuvo entonces en la posición de dictar la índole de las instituciones que regirían el imperio. En el orden económico, ello ocurrió al término de la Segunda Guerra Mundial, en Bretton Woods. Prácticamente muerto desde los años veinte el patrón oro como sistema de pagos internacional, en adelante sería la moneda de la cabeza del imperio, la base del nuevo sistema internacional de pagos, o nuevo sistema monetario internacional. Además, gobernar al imperio requería otras instituciones. Así fueron creados el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), hoy convertido en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y, posteriormente, en 1964, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Muy pronto después de su creación la dinámica de la economía mundial capitalista, las demandas de las clases dominantes, en primerísimo lugar las del país dominante, comenzaron a operar transformaciones y reformas en todas las instituciones referidas, aunque la mayor rapidez de cambio –permitido por la simplicidad de su operación– ocurriría en el sistema financiero. Una a una, la suma de las reformas en este sistema llegaron a tal grado que, en unos cuantos lustros, la presidencia imperial quedó debajo de la dictadura financiera que hoy gobierna el imperio.

A partir del 15 de agosto de 1971, cuando Friedman y Nixon desconocieron su compromiso y responsabilidad sobre la operación y las reglas del sistema de pagos internacional (tipos de cambio fijos frente al dólar, bajo la regla de valor de 35 dólares por una onza troy), las rápidas reformas que vivía el sistema de pagos se convirtieron en un ciclón de innovaciones e inventos de productos financieros que fueron llamados, desregulación del sistema financiero. No hubo tal desregulación, hubo un cambio, tan profundo como un hoyo negro, de las reglas: una nuevas reglas abusiva y despiadadamente depredadoras, pero favorables a los barones de la alta finanza, quienes operan la dictadura financiera internacional. El abuso corrupto de las nuevas reglas fue tal que provocaron una crisis gigantesca al interior mismo del círculo financiero, pero también, su poder es tal, que condicionan absolutamente la operación del resto de la economía (el mundo productivo, el empleo), y pusieron de rodillas a la presidencia imperial y a las presidencias de todos los súbditos. Su poder es tal, repitamos, que se recuperaron rápidamente, trasladado su crisis a la economía real y convirtiendo su crisis en deudas soberanas.

No todo paró ahí, estos barones ahora han empezado a apoderarse de las presidencias de algunas naciones: Mario Draghi, director del Banco Central Europeo; Lucas Papademus, primer ministro de Grecia, y Mario Monti, que decidió combinar sus funciones de primer ministro con la cartera de Economía en Italia, fueron, los tres, altos funcionarios nada menos que de Goldman Sachs.

Desde hace años altos directivos de Goldman Sachs, lo mismo que de CitiGroup, ocupan los más altos niveles del poder en Estados Unidos. Los nombres de Timothy Geithner, Henry Paulson o Robert Rubin son relevantes ejemplos de ello.

Su política económica se reduce a una palabra: austeridad, para cuidarse de la inflación y no gastar lo que no se tiene (consejos para una economía doméstica). ¿Inflación con tasas de desempleo superiores a 10 por ciento en la eurozona, superior al 20 por ciento en España? Es obvio que se trata de otra cosa. Volveremos sobre esto.

http://www.jornada.unam.mx/2011/11/22/opinion/020a2pol


LOS TECNÓCRATAS

José Manuel Rambla
Rebelión
23-11-2011

Cautiva y desarmada la democracia, un ejército de tecnócratas está tomando estos días las últimas posiciones en esta Europa desmantelada. La conquista se produce sin pasiones, sin deleitarse en la excitación de la batalla. A diferencia del soldado de infantería que avanza hacia el enemigo a bayoneta calada y borracho de su propio miedo, el tecnócrata no necesita del alarido sordo para entrar en combate. Él es un profesional, sus movimientos son fríos, meticulosos, asépticos. Su estrategia y su oficio son los del francotirador. Su vocación la del asesino a sueldo.

Porque el tecnócrata no engaña. Protegido por la seguridad de ser presentado como el guardián de los arcanos técnicos, no siente pudor porque se conozca quién le paga la soldada. Lo hemos visto estos días en Italia. Allí las fuerzas tecnócratas que asumen el relevo de Silvio Berlusconi lo hacen capitaneadas por Mario Monti , veterano consejero de la Goldman Sachs. Su hombre fuerte es Corrado Passera , delegado del poderoso banco Intesa San Paolo. La misma transparencia s e da en Grecia, donde Lucas Papademos , ex vicepresidente del Banco Central Europeo, toma las riendas de un pueblo al que los expertos y analistas condenan como a Sócrates a tomar la cicuta de la sumisión y el silencio.
Solo en las movedizas tierras de la cultura parece sentirse inseguro el tecnócrata económico. Por ello, en esas devaluadas geografías no duda en cederle el protagonismo al tecnócrata de Dios que ha demostrado su oficio durante siglos en la defensa de los intereses eternos de la Santa Madre Iglesia. Por eso vemos a Lorenzo Ornaghi , rector de la Universidad Católica de Milán y director del no menos católico diario Avveniere , asu mir una cartera siempre sospechosa de acabar cobijando a intelectuales orgánicos de gramscianas inclinaciones.

Italia retoma así la íntima fusión entre la bolsa de Milán y el Vaticano como fórmula para salir de la crisis, como España sufrió durante décadas la unión del cuartel y la sacristía. De hecho, la simbiosis del sable y el rosario del franquismo originario fue, en cierto modo, una versión carpetovetónica avant la lettre de la actual tecnocracia, solo que entonces las cicatrices y muñones de Millán Astray suplían la falta de masters en Harvard. A fin y al cabo, como los tecnócratas de hoy, Franco optó por lo práctico para solucionar los problemas, dejando clara siempre su animadversión por la política y mostrando su admiración por los remedios eficaces como los pelotones de fusilamiento.

El enraizamiento de la tecnocracia dentro de la tradición española en la gestión del Estado, viviría a finales de los años 50 del siglo pasado su peculiar Edad de Oro. Fue gracias a su distanciamiento de la sotana casposa del capellán castrense y a su apuesta por conjugar el desarrollismo con un pragmatismo de sacristía en versión de Escrivá de Balaguer . Uno de los prohombres que obraron el milagro de cambiarlo todo sin mudar en nada fue Manuel Fraga . La otra noche, sus herederos ideológicos y sociológicos enarbolaban banderas frente a la sede del PP, desbordados de felicidad, ansiosos por ver como Mariano Rajoy devuelve a los mercados la fe inquebrantable en la España eterna.
Para los entusiastas peperos es la hora de hacer, por fin, lo que hay que hacer, sin sorpresas ni aventuras. Al fin y al cabo, nadie espera nada del carisma del futuro presidente, ni siquiera que ganara las elecciones. De hecho, si Zapatero necesitó que Atocha quedara envuelta en fuego para alcanzar la Moncloa, Rajoy ha necesitado que el terrorismo financiero internacional haya hecho saltar por los aires la economía española y europea. Así pues de él solo se espera pragmatismo.

Por ello, sus medidas deberán ajustarse al guión desapasionado que escriban los tecnócratas. Tendrán que ir, por ejemplo, en la línea de las directrices que la troika de expertos de la Unión Europea, el Fondo Monetario y el Banco Central Europeo, recetaron la pasada semana a Portugal para superar el apocalipsis: un “recorte sostenido” de los salarios. Y Rajoy no quiere defraudar. Por ello, cuando la canciller Ángela Merkel rompió su silencio de meses y le telefoneó para felicitarle, el próximo jefe del Ejecutivo ya se había apresurado desde el balcón de Génova a mostrarse humilde. Una sumisión que, sin embargo, no evitó que los sacrosantos mercados le aguaran la alegría po cas horas después al mostrarle lo sencillo que resulta poner a un país a los pies de los caballos.

En cualquier caso, no hay peligro de equivocación. El flamante líder de la derecha española adelantó que cumplirá sus compromisos. Además, los asesores que ultiman sus próximos decretos tienen la lección aprendida: hay que impulsar fórmulas limpias, seguir criterios exclusivamente profesionales. La misma gélida profesionalidad que demuestra el verdugo cuando aplica su última vuelta de garrote sobre el gaznate del condenado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

EN EUROPA EL PODER ES DE GOLDMAN SACHS

Eduardo Febbro
Página 12

Pertenecen a la red que Sachs tejió en el Viejo Continente y, en grados diversos, participaron en las más truculentas operaciones ilícitas orquestadas por la institución norteamericana. Además, no son los únicos.

La historia podría colmar todas las expectativas de los adeptos a las teorías del complot. ¿Dónde está el poder mundial? La respuesta cabe en un nombre y un lugar: en la sede del banco de negocios Goldman Sachs. El banco norteamericano logró una hazaña poco frecuente en la historia política mundial: colocar a sus hombres a la cabeza de dos gobiernos europeos y del banco que rige los destinos de las políticas económicas de la Unión Europea. Mario Draghi, el actual presidente del Banco Central Europeo; Mario Monti, el presidente del Consejo Italiano que reemplazó a Silvio Berlusconi; Lucas Papademos, el nuevo primer ministro griego, pertenecen todos a la galaxia de Goldman Sachs. Estos tres responsables, dos de los cuales, Monti y Papademos, forman la avanzada de la anexión de la política por la tecnocracia económica, pertenecen a la red que Sachs tejió en el Viejo Continente y, en grados diversos, participaron en las más truculentas operaciones ilícitas orquestadas por la institución norteamericana. Además, no son los únicos. Se puede también mencionar a Petros Christodoulos, hoy al frente del organismo que administra la deuda pública griega y en el pasado presidente del National Bank of Greece, al que Sachs le vendió el producto financiero conocido con el nombre de Swap y con el cual las autoridades griegas y Goldman Sachs orquestaron el maquillaje de las cuentas griegas.

El dragón que protege los intereses de Wall Street cuenta con hombres clave en los puestos más decisivos y no sólo en Europa. Henry Paulson, ex presidente de Goldman Sachs, fue nombrado luego secretario del Tesoro norteamericano, mientras que William C. Dudley, otro alto cargo de Goldman Sachs, es el actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York. Pero el caso de los responsables europeos es más paradigmático. La palma de honor se la lleva Mario Draghi. El hoy presidente del Banco Central Europeo, BCE, fue vicepresidente de Goldman Sachs para Europa entre los años 2002 y 2005. En ese puesto, Draghi tuvo un desempeño más que ambiguo. El título de su cargo era “empresas y deudas soberanas”. Precisamente, en ese cargo Draghi tuvo como misión vender el incendiario producto Swap. Ese instrumento financiero es un elemento determinante en el ocultamiento de las deudas soberanas, es decir, en el maquillaje de las cuentas griegas. Esa trampa fue la astucia que permitió a Grecia calificarse para formar parte de los países que iban a utilizar el euro, la moneda única europea. Técnicamente, y con Goldman Sachs como operador, se trató en ese entonces de transformar la deuda exterior de Grecia de dólares a euros. Con ello, la deuda griega desapareció de los balances negativos y GS se llevó una jugosa comisión. Luego, en 2006, Goldman Sachs vendió parte de ese paquete de Swaps al principal banco comercial del país, National Bank of Greece, dirigido por otro hombre de GS, Petros Christodoulos, ex trader de Goldman Sachs y en la actualidad director del organismo de gestión de la deuda de Grecia que él mismo y los ya mencionados contribuyeron a disimular primero y a incrementar después. Mario Draghi tiene un historial pesado. El ex presidente de la República Italiana Francesco Cossiga acusó a Draghi de haber favorecido a Goldman Sachs en la atribución de contratos importantes cuando Draghi era director del Tesoro e Italia estaba en pleno proceso privatizador. Lo cierto es que el ahora director del Banco Central Europeo aparece masivamente sindicado como el gran vendedor de Swaps en toda Europa.

En ese entrevero de falsificaciones surge el jefe del Ejecutivo griego, Lucas Papademos. El primer ministro fue gobernador del Banco Central griego entre 1994 y 2002. Ese es precisamente el período en el que Sachs fue cómplice del ocultamiento de la realidad económica griega y en tanto que responsable de la entidad bancaria nacional, Papademos no podía ignorar la trampa que se estaba montando. Las fechas en las que ocupó el cargo hacen de él un operador del montaje. En la lista de notables le sigue Mario Monti. El actual presidente del Consejo Italiano fue consejero internacional de Goldman Sachs desde 2005. En resumen, muchos de los hombres que fabricaron el desastre fueron llamados ahora a tomar las riendas de puestos clave y con la misión de reparar, a costa de los beneficios sociales de los pueblos, las consecuencias de las estafas que ellos mismos llevaron a cabo. No caben dudas de que existe lo que los analistas llaman “un gobierno Sachs europeo”. El portugués Antonio Borges dirigió hasta hace poco –acaba de renunciar– el Departamento Europa del Fondo Monetario Internacional. Hasta 2008, Antonio Borges fue vicepresidente de Goldman Sachs. El desaparecido Karel Van Miert –Bélgica– fue comisario europeo de la Competencia y también un cuadro de Goldman Sachs. El alemán Ottmar Issing fue sucesivamente presidente de la Bundesbank, consejero internacional del banco de negocios norteamericano y miembro del Consejo de Administración del Banco Central Europeo. Peter O’Neill es otro hombre de la enredadera: presidente de Goldman Sachs Asset Management, O’Neill, apodado El Gurú de Goldman Sachs, es el inventor del concepto de Brics, el grupo de países emergentes compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. A O’Neill lo acompaña otro peso pesado, Peter Sutherland, ex presidente de Goldman Sachs Internacional, miembro de la sección Europa de la Comisión Trilateral –lo mismo que Lucas Papademos–, ex integrante de la Comisión de la Competencia en la Unión Europea, fiscal general de Irlanda e influyente mediador en el plan que desembocó en el rescate de Irlanda. Alessio Rastani tiene toda la razón. Este personaje que se presentó ante la BBC como un trader dijo hace unas semanas: “Los políticos no gobiernan el mundo. Goldman Sachs gobierna el mundo”. Su historia es ejemplar, de doble juego, como las personalidades y las carreras de los brazos mundiales de Goldman Sachs. Alessio Rastani dijo que era un trader londinense, pero luego se descubrió que trader no era y que podría formar parte de Yes Men, un grupo de activistas que, a través de la caricatura y la infiltración de los medios, denuncian el liberalismo. Quedará para las páginas de la historia mundial de la impunidad la figura de estos personajes. Empleados por una firma norteamericana, orquestaron una de las mayores estafas que se hayan conocido, cuyas consecuencias se pagan hoy. Fueron premiados con el timón de la crisis con las que ellos complotaron.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-181820-2011-11-23.html

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