miércoles, 9 de mayo de 2012

PARA TEJER LA RED - 08 : LA RED PRECOLOMBINA, ESPACIO Y TERRITORIO SAGRADO (3-3)


Jair Zapata Torres

Relaciones de telares del mundo Arhuaco. El telar del Mundo Kogi. (Final)

Diversos investigadores han ratificado la importancia de la madre tierra en el pensamiento de los pueblos indígenas como un concepto que atraviesa el conocimiento ancestral y los vincula a la idea de procesos simultáneos y relacionados, así las comunidades se diferencian por las condiciones naturales de los espacios locales, (topografía, clima) siendo de especial relevancia el territorios sagrado en la sacralización. Así el agua hace parte de la urdimbre que teje todos los pisos térmicos desde su nacimiento en los picos mas altos hasta su desembocadura al mar. Estas aproximaciones han fortalecido el discurso de las comunidades indígenas, como una posibilidad de vincular la contemporaneidad con las prácticas ancestrales en un diálogo de saberes recíproco, en el que se validen las técnicas y tecnologías indígenas (Tramas) a la construcción de espacios incluyentes, sensibles con la naturaleza y las futuras generaciones. (…)

La noción de redes permite concebir las afectaciones de las unidades dentro del conjunto, de hecho cuando un sabio opina acerca del desequilibrio que hay entre distintas entidades, se refiere a la unidad afectada y a su solución, de tal forma que el sentido proferido por Urbina (2004) para el caso del pensamiento de un chaman que se relaciona desde su banco a través de su maloca y posteriormente con su exterior, denota la capacidad de generar interrelaciones entre las distintas formas de vida que existe en su entorno, pero además del reconocimiento de la diversidad dentro de su red, así la noción de interculturalidad por ejemplo, adquiere una enorme importancia para las áreas protegidas, desde donde es posible construir un principio de construcción de planes de manejo de estas áreas. (…)

Es desde la lógica de la reciprocidad que se logran diálogos con las distintas instancias que efectivamente construyen la simbolización territorial de los espacios superpuesto y que suscitan unas tensiones entre las instancias encargadas de administrar y controlar el manejo de estas áreas específicas. (…)

En los estudios territoriales las tipologías aplicadas a las áreas metropolitanas, destaca la categoría polinuclear (redes) que se integran con las distintas áreas y se reconocen ámbitos particulares que caracterizan los espacios con funciones específicas generando sistemas entre las estructuras sociales y naturales determinando la manera como los habitantes de los centros urbanos se adaptan a determinados espacios. Así la simbolización territorial utiliza la noción de redes, conformadas por la urdimbre y la trama, como la base que los vincula a los estudios sistémicos, donde se suponen características y vínculos de estructuras con otras estructuras que facilitan la comprensión de las potencialidades naturales y sociales de los territorios. (…)

Las dinámicas presentadas hasta ahora permite pensar en estrategias de estudios territoriales acordes con las realidades naturales de los espacios, los indígenas sostienen la importancia de las aguas como parte de las conexiones entre distintas mundos y zonas, lo cual aproxima a las cuencas hidrográficas de los ríos, como punto de partida para los análisis del territorio, a través de la exploración de redes que vinculan las zonas bajas con las medias y altas, las cuales generan una estructura dinámica que permite asociar organizaciones y ecosistemas entre si, como unidades de estudio que se articulan con otras unidades o cuencas hidrográficas. (…)

Existen entonces, en este sistema de relaciones planteadas, urdimbres conformadas por las cosmovisiones y tramas que integran y caracterizan los distintos territorios, así la organización del territorio se ve representado por los tres mundos de manera vertical y las cuatro regiones de manera horizontal, posibilitando la interrelación de los pisos térmicos desde las zonas bajas hasta las zonas altas, extendiéndose de manera horizontal de acuerdo a la extensión y expansión de las cuencas hidrográficas. Controlando y permitiendo el flujo de energía entre las distintas zonas y posibilitan el equilibrio de la red de relaciones que se generan entre las tres comunidades y las comunidades humanas entre sí, incidiendo en la producción sostenible de un sistema autosuficiente. (…)

El territorio sagrado es un concepto que ha prevalecido en la simbolización territorial indígena, su incidencia en la organización del uso y manejo del territorio ha permitido caracterizar las relaciones de las comunidades con la tierra, donde el tiempo configura la realidad, que se asemeja con un tejido, que se une al cordón umbilical a través de la mezcla de hilos de colores que aparece sobre el territorio con una sucesión de nombres, figuras y lugares familiares, lugares que tienen nombres y significados, que explican las características, usos, historias y memorias de los acontecimientos con él relacionados. En tal sentido esta sabiduría tienen vigencia en la actualidad para resolver tensiones territoriales entre las distintas entidades, configurando unidades y diversidades, que reflejan el mundo en su complejidad. Así cada piedra es diferente de cualquier otra, cada región es diferente a otra y se articulan a través de semejanzas que constituyen un sistema de relaciones integrados al pensamiento ancestral. (…)

Las caracterizaciones de simbolización del territorio indígena corresponden a una perspectiva de analizar y comprender las relaciones que las comunidades indígenas establecen con su contexto, razón por la cual es la misma naturaleza que posibilita la explicación de las interrelaciones entre los elementos y los atributos, el entorno determina aspectos de composición sean estos sociales, económicos o productivos, donde el problema del “límite” es una cuestión secundaria, aún incluso cuando se establecen relaciones históricas entre las distintas redes que explican las dinámicas internas y externas que determinan el sistema territorial. Los estudios territoriales, han adoptado enfoques regionalistas que permiten integrar las distintas dinámicas sociogeográficas en función de orden social y cultural para los análisis espaciales. Este enfoque, aunque posee algunas diferencias con respectos al estudio de las cuencas hidrográficas, apuntan al estudio de los sistemas de interrelaciones que establecen con otras estructuras, dichas propuestas ayudan a comprender las aproximaciones que las comunidades indígenas establecen con sus territorios sagrados, dando validez a el agua como conductora de la vida, unido a cadenas de montañas, (subsistema) que conducen el curso, pero además configuran los espacios de los cultivos, los asentamientos humanos, los animales, los lugares sagrados, lo cual indica un conocimiento y una “ordenación” de los espacio a partir de las nociones culturales, que han sido reiterativas en los diálogos con el estado, sin embargo por falta de “apreciaciones científicas” no operan como un conocimiento que deba ser tenida en cuenta para los estudios territoriales. (…)

Percepciones fundamentales como estas permiten pensar en la idea de estructuras que se relacionan a través de hilos de pensamiento que se van tejiendo de manera minuciosa, estableciendo relaciones entre los colores, los símbolos, las urdimbres, las tramas, en donde el gran tejedor (el sol) une las redes que establecen el lienzo donde están todas las relaciones que han sido pensadas desde el gran telar, este principio de relaciones se asemeja a la telaraña que desde un gran centro, ejerce control hacia la periferia y cada hilo afectado afecta al centro y por tanto al lienzo que sostiene la humanidad.

Tejer las redes, los ecosistemas, las cuencas, y las regiones, permiten tejer el pensamiento ancestral y vincularlo a los espacio sagrados, es decir al centro para mantener el equilibrio del sistema. (…)

CONCLUSIONES

La simbolización (ordenamiento) Territorial que los pueblos indígenas han adoptado ancestralmente, ha permitido a las distintas comunidades la elaboración de un conocimiento arraigado a espacios específicos otorgándoles funciones y relaciones que se manifiestan desde el concepto cosmogónico a través de la acción y la función.

El espacio y el territorio sagrado, como la lógica que los pueblos indígenas han utilizado ancestralmente para simbolizar y significar sus territorios, diferenciarlos e identificarlos con relación a otros espacios. Constituyendo la norma que permite las interacciones cosmogónicas y simbólicas entre los distintos seres y elementos que se encuentran en la naturaleza propiciando relaciones de complementariedad y equilibrio en función de la vida de los seres que habitan los distintos espacios.

Las múltiples transformaciones del territorio indígena a lo largo de la historia, derivado de la colonización ha generado grandes distancias entre el pensamiento ancestral indígena acerca del territorio como producto de la simbolización, (espejo y reflejo del cosmos) y la concepción del Estado, derivada de la concepción de la oferta y la demanda. Estas diferencias conceptuales han creado resistencias mutuas que no han permitido discusiones decididas frente a la diversidad y lo diverso como una manera distinta de concebir un territorio sistémico unido al dinámicas y concepciones de los pueblos y sus cosmovisiones (…)

Las nuevas visiones del ordenamiento territorial indígena se sustentan en las dinámicas de relaciones entre la unidad y el todo las cuales actúan como un sistema de redes que se integran con otras redes para hacer parte de un cuerpo de relaciones que permiten la función de las unidad como un todo relacional, siendo los territorios sagrados los puntos que se conectan con otros puntos para generar redes y conexiones entre los territorios. Cuyo principio de simbolización territorial distingue las diferencias que permiten comprender y utilizar el territorio de manera social y equilibrada no solo de manera productiva si no también de manera espiritual, las cuales se relacionan con los conocimientos y saberes ancestrales al mismo tiempo que relaciona estos saberes, con las dinámicas que les plantea la sociedad mayoritaria.

Jair Zapata Torres

Nota.- Si el estudio de Llinás nos sirve para comprender primero al ser individual y luego al ser social, el estudio de Zapata nos sirve para comprender a este ser social en su entorno natural. La red de redes es una realidad hasta tangible. Y en este descombramiento la Placa de Mayta Cápac cobra sorprendente actualidad para el Socialismo Peruano.

Tenemos, pues, una base propia para desarrollar la organización. El proyecto de JCM se frustró con su temprana desaparición. Ahora estamos nuevamente en el reinicio de la organización nacional. Pero para poder sistematizar estos aportes falta aún captar la necesidad de la planeación, que es tarea siguiente de esta serie para Tejer la Red.

Ragarro
09.05.12

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