miércoles, 3 de octubre de 2012

CRISIS TERMINAL 11: ACUMULACIÓN GLOBAL - 3





TacnaComunitaria



MERCADO MUNDIAL Y TERCER MUNDO

            Es muy cierto que el capitalismo viene al mundo y se desarrolla históricamente en un medio social no capitalista. China, durante la dinastía Ming (1368-1644) comenzó su desarrollo autónomo del capitalismo. Este proceso fue superado por Occidente con el “descubrimiento” de América, con el uso de nuevas fuentes de energía (motor a vapor, motor de combustión interna), con el desarrollo de máquinas; pero China quedó rezagada esencialmente por su fuerte dominio feudal y su economía mercantil simple.

En Europa, primero el capitalismo tuvo que destruir la servidumbre de la gleba en el campo y el artesanado gremial en la ciudad; en ambos casos, la producción simple de mercancías.

Fuera de Europa, le rodeaba una amplia zona de culturas autónomas (tribus primitivas nómadas, producción mercantil simple de campesinos y artesanos, Estados de despotismo incipiente o señoríos y feudalismo Es decir, tanto en Europa como en este ambiente externo se abrió paso el capitalismo y su proceso de acumulación.

Entonces, hay que distinguir tres aspectos:

-Lucha del capital contra la economía natural
-Lucha del capital contra la economía mercantil simple
-Lucha y concurrencia del propio capital en el escenario mundial (R.L.)

ECONOMÍA NATURAL

            Respecto a la economía natural (tribus nómadas primitivas, comunidades campesinas autónomas, relaciones de servidumbre feudal campo-ciudad), lo rutinario es la producción para el autoconsumo; por eso casi no hay demanda de mercancías extrañas (que se intercambian por trueque), y los productos sobrantes son almacenados para enfrentar con previsión tiempos difíciles (sequías, diluvios, terremotos, otros)

            El capitalismo rompe estas relaciones de la economía natural:

-Se apodera directamente de fuentes importantes de fuerzas productivas: la tierra (con las “encomiendas” en nuestro país, cuando aún España era feudal, y los “obrajes” cuando desarrollaba la economía mercantil); la destrucción de selva virgen (plantas medicinales, el caucho amazónico), minerales y piedras exóticas (oro, plata, vanadio, tungsteno, cobre, diamantes, esmeraldas, carbón, petróleo, otros)

-“Libera” mano de obra del yugo feudal e impone el salariado

-Introduce la economía mercantil plena, disociando la actividad laboral social de reciprocidad-iniciativa-cooperación.

-Fundamentalmente, separa la agricultura de la industria. A la primera la convierte en proceso industrial; a la segunda le impone la incesante productividad.

            Esto ocurre en el interior de los países de desarrollo capitalista. Y más en el “tercer mundo” con su política colonial.

            “De aquí que el capitalismo considere, como una cuestión vital, la apropiación violenta de los medios de producción más importantes de los países coloniales. Pero como las organizaciones sociales primitivas de indígenas son el muro más fuerte de la sociedad y la base de su existencia material, el método inicial del capital es la destrucción y aniquilamiento sistemáticos de las organizaciones sociales no capitalistas con que tropieza en su expansión” (Rosa Luxemburgo)

            En esta lucha, es muy cierto que los métodos empleados son la violencia política (revolución, guerra), la presión tributaria del Estado y la baratura de las mercancías. Estos métodos, como bien señala Rosa Luxemburgo, unas veces marchan paralelos, otras se suceden y se apoyan mutuamente. En la lucha contra el feudalismo en Europa tuvo un carácter revolucionario (las consignas de Libertad-Igualdad-Fraternidad eran incontestables) En los países no europeos la lucha contra las formas sociales primitivas se manifiesta como política colonial. Por eso, “Es una ilusión esperar que el capitalismo llegue a conformarse alguna vez con los medios de producción que puede obtener por el camino del comercio de mercancías”

            Por eso, es vital para el capitalismo apropiarse de los medios de producción más importantes de los países coloniales. Por eso la destrucción y aniquilamiento sistemáticos de las organizaciones sociales no capitalistas que frenan su expansión.

            Bien señala Rosa Luxemburgo que “La esperanza de reducir al capitalismo exclusivamente a la ´competencia pacífica´, es decir, al comercio regular de mercancías, que se da como la única base de su acumulación, descansa en creer ilusoriamente que la acumulación del capital puede realizarse sin las fuerzas productivas, y la demanda de las más primitivas formaciones puede confiar en el lento proceso interno de descomposición de la economía natural. Del mismo modo que la acumulación del capital, con su capacidad de expansión súbita, no puede aguardar al crecimiento natural de la población obrera ni conformarse con él, tampoco podrá aguardar la lenta descomposición natural de las formas no capitalistas y su tránsito a la economía y al mercado. El capital no tiene, para la cuestión más solución que la violencia, que constituye un método constante de acumulación del capital en el proceso histórico, no sólo en su génesis, sino en todo tiempo, hasta el día de hoy”

            Ha pasado un siglo de este cuestionamiento, ¡y sigue tan vigente y tan actual!

            Pero donde hay opresión hay resistencia. Y la historia heroica de la lucha de los pueblos sometidos colonialmente es prueba de ello. Y, como bien señala irónicamente el título de un artículo difundido recientemente, la verdad es


CRISTIANISMO & CAPITALISMO S.A.

Primero fue la destrucción de la población y cultura autóctona de América; luego de África, de Asia, de Oceanía. Basta recordar algunos hechos y obras literarias que relatan el genocidio perpetrado sistemáticamente:

“Las últimas revelaciones del Libro Azul inglés sobre las prácticas de la Peruvian Amazon Co. Ltd., en el Putumayo, han mostrado que el capital internacional sabe colocar a los indígenas, sin necesidad de la forma política del régimen colonial, en el territorio de la república libre del Perú, en una situación lindante con la esclavitud, para arrebatar así, en una explotación en gran escala, medios de producción de países primitivos. Desde 1900, la mencionada sociedad, perteneciente a capitalistas ingleses y extranjeros, había arrojado unas 4.000 toneladas de caucho sobre el mercado de Londres. En el mismo período de tiempo murieron 30.000 indígenas y la mayoría de los 10.000 restantes quedaron convertidos en inválidos” (La Acumulación del Capital, pág. 275) Es la historia de la tristemente célebre Casa Arana, que dio base para la novela La Vorágine, de Eustacio Rivera, y de obras de varios autores peruanos, como El sueño del Celta, de Mario Vargas Llosa.

“Los obreros de las minas de Sudamérica, cuya faena diaria (tal vez la más dura del mundo) consiste en sacar a la superficie, a hombros desde 450 pies bajo tierra, una carga de 180 a 200 libras de peso, sólo se alimentan de pan y frijoles; ellos preferían no comer más que pan, pero sus amos, habiendo descubierto que con pan no rendían tanto trabajo, los tratan como a caballos y les obligan a comer frijoles; éstos son bastante más ricos en sustancias óseas que el pan” (El Capital, Sección Séptima) Y aun así, hasta ahora hay quienes sacan pecho con “Perú, país minero”

Ragarro
03.10.12

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