miércoles, 23 de abril de 2014

HISTORIA: EL MACHISMO DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS


¡Cómo cambian los tiempos, Venancio!

(El machismo de los jóvenes universitarios en la década del 60)

         Del informe del Ministro del Interior José Gagliardi al pleno de la Cámara de diputados, sobre los recientes sucesos ocurridos en Lima y Vilcashuamán (Ayacucho), la nota periodística da a conocer, entre otros aspectos, el siguiente: Hizo hincapié que hay 45 mujeres comprometidas en actos, incluso de los de mayor audacia y fiereza.  Luego, continuando con su informe, el Ministro califica a la Universidad de Huamanga como foco de la conjura demencial. (El Comercio, 26. 08.82).

         Ese hecho, trae a mi memoria el Congreso Nacional de Estudiantes realizado en la ciudad de Huamanga el año 1963 en el local de la aludida universidad.

         Recuerdo que ante la inminente llegada de las delegaciones estudiantiles a Huamanga, los colegios secundarios femeninos suspendieron las clases e indicaron a las alumnas que permanezcan en sus casas durante los días que se llevara a cabo el Congreso.  De esta manera, trataban de evitar que se relacionaran con los universitarios.  La preservación de contactos se debía a que la mayoría de delegaciones estaba compuesta por hombres y comunistas; los que, según se decía en Huamanga, personificaban al mismísimo Satanás.

         Así lo corrobora la numerosa delegación de la Universidad Nacional de San Marcos; pues, tan solo contaba con dos mujeres:  María Tello, de la Facultad de Letras y Juana Castillo, de la Facultad de Farmacia, ambas del Frente Estudiantil Revolucionario (FER).  Es muy probable que algún conflicto familiar les ocasionó su participación a dicho Congreso.

         La ciudad de Huamanga nos impresionó por sus numerosas iglesias y mendigos harapientos; pero, sobre todo, percibir que en Huamanga el tiempo se había detenido:  Huamanga seguía siendo una ciudad colonial.  Hacía ciento cincuenta años que no se construían casas, los huamanguinos escribían aún con rasgos del siglo XVIII.  Recientemente, con la reapertura de la universidad, Huamanga había recobrado movimiento cultural y comercial.  Aunque, la ciudad se había trastocado por culpa de Morote, según el decir de un anciano que se asoleaba en la plaza de armas. (Efraín Morote Best, era el rector de la universidad).

         En aquel congreso de estudiantes se suscitaron acontecimientos que irían a gravitar sobre la situación actual.  Ahí se reflejó tempranamente el inicio de la declinación de la Unión Soviética en el Movimiento comunista internacional.  La juventud universitaria peruana se empeño en conocer el pensamiento de José Carlos Mariátegui, el fundador del Partido socialista (marxista/leninista); y empezó a inclinarse con firmeza hacia el maoísmo.  El partido Aprista perdió la influencia que ejercía en el movimiento universitario.

         El año que se llevó a cabo el Congreso nacional de estudiantes coincidió con el auge de los movimientos campesinos en nuestro país.  Justamente, en uno de los días de sesión del Congreso, ocurrió la masacre de los comuneros de Ongoy (Andahuaylas). En el inicio del “régimen democrático” el aparato represivo del Estado cometió una de las masacres más terribles.  Este suceso impactó fuertemente en la conciencia idealista de los jóvenes de aquella época.  Como señal de protesta se movilizaron los estudiantes por toda la ciudad de Huamanga, venciendo, previamente, la oposición armada del APRA

         Sin embargo, lo más avanzado de esa juventud todavía adscribiría a las mujeres un papel exclusivo y secundario.  El congreso eligió a la Junta directiva de la Federación de Estudiantes del Perú.  La integró una sola mujer y lo fue para ocupar la Secretaría de Asistencia social.

         ¡Cómo cambian los tiempos, Venancio!  Ahora estamos en 1982. Y recuerdo que hace cuatro años observé en el Cusco el desfile de las delegaciones estudiantiles universitarias que acudían a participar en un nuevo Congreso Nacional.  Había una gran participación de mujeres y la mayoría de estudiantes eran del pueblo y de rasgos físicos a quienes los limeños -que aún sobreviven- llaman “serranos”.  ¡Qué contraste con el Congreso celebrado en Huamanga hace diecinueve años!

         Según me informaron, en ese Congreso se produjo un violento enfrentamiento entre los grupos políticos Puka llacta y Patria roja por el control de la Federación de Estudiantes del Perú.  Tal fue así, que en la calle adyacente a la universidad del Cusco encontré algunos casquillos de balas.  Desde allí ya se proyectaba la nueva posición que están logrando las mujeres en la sociedad.

         Actualmente, cuando las mujeres “se meten a cosas de hombres” lo hacen mejor que nosotros… los hombrecitos.  Esto queda demostrado con la importante participación de jóvenes ayacuchanas en acciones armadas; incluso en las de mayor audacia y fiereza, según la afirmación del Ministro del Interior.

         … Y yo que siempre dije que cuando los hombres se meten a “cosas de mujeres” lo hacen mejor que ellas.  Tal es el caso de los cocineros, modistos, peinadores, etc.  Ahora es al revés.

         ¡Cómo cambian los tiempos, Venancio; qué te parece!
Lima, 26 de agosto de 1982

Antonio Rengifo Balarezo

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