lunes, 11 de agosto de 2014

TRES AÑOS DE GOBIERNO MEDIOCRE


Estimados amigos:

No ha habido hasta el momento un análisis suficiente para ver los pro y contra de la actual administración por parte del Poder Ejecutivo, y en especial de cómo OHT ha encarado la dirección de su gobierno en relación a las promesas electorales que significaban cambios eficaces, para dar inicio a un desarrollo frente a una economía de crecimiento, pero que le faltaba para ser realmente emergente, cambiar el modelo extrativista de materias primas por un proceso de afirmación nacional dirigido a la industrialización.
OHT evidentemente desde el momento en que salió elegido comenzó por ceder a los grupos de presión del país y a los lineamientos de los organismos financieros internacionales, poco a poco, ya en el poder fue prácticamente arrinconado, sin posibilidades de responder, perdió el paso, y lo primero que hizo a los cinco meses de su gobierno, es despedir a su primer gabinete, donde había aún ministros de la producción, de energía y minas y del ambiente que, estaban dispuestos a romper con las barreras que el Perú tenía de sólo creer que con el crecimiento económico, bastaba para mitigar el problema más dramático como la pobreza.
Este pensamiento vuelto creencia, fue que con el incremento del PBI se resolvía muchos problemas, como la desocupación, la pobreza en todos sus formas, seguridad interna, corrupción, y que, por obra del espíritu santo nos íbamos a industrializar.
Ollanta Humala con su pequeño grupo de poder (Nadine Heredia, Luís Castilla y algunos de sus amigos militares), estaba convencido que podía gobernar y salir del entrampamiento, y llegar a dirigir y administrar el Estado.
Han pasado tres años, casi los dos tercios de su periodo presidencial, y el gobierno de OHT no ha sido capaz de iniciar las reformas sustanciales para cambiar el modelo económico; es cierto que hay muchos programas que intentan paliar la pobreza y el descuido social de casi 200 años, pero estos programas tienen un carácter mínimo: beca 18 y pensión 65, sólo cubren un mínimo de atención; y el resto de los programas, donde hay fuertes desembolsos del erario, tienen un carácter netamente asistencialista.
Es decir, la administración de OHT no puede salir del estado en que nos encontramos, por ejemplo, la explotación del gas que ya se inició, la recuperación del lote 88, todavía no merecen en firme lo que vendrá después, hay indecisión para modificar la explotación del gas, para convertir el proceso energético que llegue a la petroquímica, siendo éste un soporte significativo para la diversidad económica y la industrialización, lo demás que se dice es sólo declamación poética de buenas intenciones.
Todo lo dicho, es una introducción al artículo que adjuntamos del profesor Félix Jiménez, que desde su perspectiva económica explica con mayor detalle los tres años de Humala, al que denomina “gobierno mediocre”.

Atentamente,

Fernando Arce Meza

Ollanta Humala: Tres Años de Gobierno Mediocre

Félix Jiménez
Economista Ph.D. - Profesor Principal de la PUCP
Diario “Uno” 9 de Agosto de 2014

Ollanta Humala inició su cuarto año de gobierno con la bancada de su partido fracturada: siete congresistas renunciaron en rechazo a su práctica autoritaria y por diferencias ideológicas. Pero, en su mensaje por fiestas patrias ante el Congreso de la República, no aludió a este hecho. Fue un mensaje mediocre, nada autocrítico y conservador.

No ha fortalecido la democracia

Su gobierno ha sido cooptado por los poderes fácticos y los grandes grupos económicos, tanto nacionales como extranjeros. Exacerbó la crisis de representación política con la imposición de su candidata a la presidenta del Congreso. Por eso su gobierno es igual a los que le antecedieron. Perdió a siete congresistas porque no cumple con sus promesas. No obstante el rechazo de los trabajadores independientes ha hecho efectiva la retención de parte de sus haberes para las AFP. Favorece al grupo económico que opera en la industria alimentaria y la publicidad al promover un reglamento a «Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes», que según los especialistas desconoce los parámetros técnicos establecidos por la OMS. De otro lado, mantiene sin promulgar el Proyecto de Ley de Evaluación Previa de los Actos de Concentración Empresarial. En realidad, como dejaron entrever los renunciantes a su bancada, Humala es una «interpósita persona»: gobierna según los dictados de su ministro de economía y finanzas, fiel escudero de los grupos de poder.

No dio detalles de las concesiones en megaproyectos

Habló de la importancia de la «Línea 2 del Metro Ate-Callao», del «Gasoducto Sur Peruano», de la «Refinería de Talara», del «aeropuerto de Chinchero», del «Puerto San Martín en Pisco», de la «Red Dorsal de Fibra Óptica», etc., pero no dio detalles de los términos en los que se hicieron las concesiones.

Se sabe que en más de un caso no se promovió la competencia, es decir, la presencia de más de un postor. El Congreso de la República y la Contraloría deberían investigar estas y otras concesiones, al igual que la ciudadanía organizada. Hay que evitar que la corrupción siga siendo parte del sistema político y de gobierno, y también hay que evitar que el costo de algunas  de esas inversiones se financie con incrementos en las tarifas públicas que pagan los consumidores.

Humala no ha cumplido su oferta electoral de poner en práctica «una forma republicana de gobierno con mecanismos explícitos de evaluación y control constitucional de los gobernantes». Estos mecanismos, junto a la activa acción cívica de los ciudadanos, son fundamentales para que la política se convierta en una acción de servicio social y no de provecho propio. Ollanta Humala hablaba con ironía cuando dijo: «estamos cumpliendo lo prometido».

Tres años de «piloto automático»

Humala se dedicó a administrar el Estado como cualquier otro gobierno. No aprovechó el auge económico para hacer los cambios que ofreció cuando era candidato. Mantuvo estancados los gastos en educación y salud como porcentaje del PBI durante tres años; por ejemplo, la cifra de cerca de 3.0% del PBI del gasto en educación que heredó de Alan García. Por eso su anuncio de aumentar el gasto en educación en alrededor de 0.5% del PBI a partir del próximo año, fue tardío. ¿Por qué va a ser posible este incremento ahora que el crecimiento está en cuestión, si no lo fue antes en pleno auge económico?

Se desaprovecharon tres años para iniciar los cambios en la educación y superar el límite de capital humano que enfrenta las inversiones. Por lo demás, la cifra anunciada es insuficiente dado los problemas por los que atraviesa el sector (infraestructura, sueldos, calidad de los profesores, equipamiento, etc.).

Hoy, de no haber operado su gobierno en «piloto automático», el gasto en educación debería estar por encima del 4.0% del PBI. Igual ha ocurrido en salud y seguridad ciudadana. El que definió los montos a gastar desde el inicio de su gobierno fue el ministro Castilla. Este mediatizó el impuesto a las sobreganancias mineras y redujo «Pensión 65» de 250 a 150 soles.

De otro lado, la solidez macroeconómica que mencionó Humala no fue fruto de sus tres años de gobierno; lo heredó del gobierno de Toledo. Los encargados de administrar la nueva institucionalidad macroeconómica que heredó su gobierno –Castilla y Velarde– se durmieron junto al «piloto automático» desde el gobierno de Alan García.

Su plan de diversificación productiva no convence

Humala también anunció que acaba de aprobar «El Plan Nacional de Diversificación Productiva». Dijo que este plan permitirá sostener el crecimiento económico a largo plazo y que el Estado asumirá el «rol de identificar, junto al sector privado, los sectores que tienen el mayor potencial para darles las condiciones necesarias para su despegue». ¿Cómo se procederá a esta identificación? La propuesta repite un error de la política industrial tradicional. Humala ha olvidado su propuesta de «desarrollar mercados locales y regionales internos, para que se desarrolle un mercado nacional y para terminar con la segmentación productiva».

A modo de conclusión

El impulso a la inversión privada y su orientación hacia la agricultura y la industria, según esta estrategia que Humala ha olvidado, provenía de la eliminación de las restricciones de mercado y de financiamiento que esta inversión enfrenta. Las medidas con este fin hacían énfasis en soluciones de mercado, como, por ejemplo, el tema del financiamiento de las inversiones en el mercado de capitales.

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