jueves, 26 de febrero de 2015

AUTOREFORMA SINDICAL Y CONSTRUCCIÓN DE UN PROGRAMA: RETOS PARA EL SINDICALISMO PERUANO



26 de febrero de 2015

Estimado amigo trabajador:

Considero muy necesario e importante, así como de  recomendable lectura, estudio y debate, el texto de avance de investigación y  de propuesta, recientemente divulgada por Luís Huancapaza: Retos para el sindicalismo peruano: Autoreforma Sindical y Construcción de un Programa. Texto que lo trascribo más abajo, para una difusión más amplia entre la numerosa relación de amigos con los cuales vengo sosteniendo correspondencia en los últimos años.

En las notas de referencia señaladas por el autor  al final del texto, se incluye el link de un documento que igualmente considero muy importante, el boletín Síntesis Indicadores Laborales 2013, el cual es como una radiografía actualizada de la situación de la clase trabajadora en nuestro país.

La lectura y debate de ambos documentos, estoy seguro que necesariamente nos llevará a un replanteamiento de los temas de  debate en las filas de los trabajadores, dejando atrás los temas anecdóticos y superficiales, y colocando en el centro  temas más sustanciales y trascendentes, que aporten al fortalecimiento de la unidad de los trabajadores asalariados en particular, y al fortalecimiento de la unidad del pueblo en general.

El   fortalecimiento de nuestras filas, necesariamente tiene que darse en torno a una unidad programática, en torno a un programa que represente los intereses y aglutine a amplias masas de trabajadores. Justamente uno de los objetivos del texto de Huancapaza es aportar a la “construcción del programa”.    

En el aspecto teórico, Huancapaza resalta y nos recuerda que, a medida que cambian las condiciones de trabajo, necesariamente también tienen que cambiar las formas de organización de los trabajadores para la lucha reivindicativa. Y yo agregaría, que también tienen que cambiar las formas de organización político partidarias.

Aunque el autor en su breve texto no lo dice explícitamente, si nosotros profundizamos en el tema, podremos darnos cuenta que el tipo de organización propuesto en la década de 1920 por la Internacional Sindical Roja, y que sigue en uso en muchos países, actualmente es una forma totalmente superada y obsoleta.

Igualmente, lo mismo podríamos decir de la organización político partidaria del proletariado. El tipo de organización propuesto por la Internacional Comunista  en la década de 1920, actualmente es una forma superada, o en todo caso por superarse. Su función histórica ya se agotó, los trabajadores en todo el mundo nos  encontramos en una etapa de búsqueda de nuevas formas de organización política, más acordes a  las nuevas condiciones de trabajo que se han impuesto en el país y en el mundo entero.

Escribo estas breves líneas a las volandas, mis responsabilidades laborales del momento no me permiten un comentario más amplio, que espero desarrollarlo más adelante.  

            Aprovecho la oportunidad para también informar que el día de ayer, miércoles 25 de febrero, en el diario La República se publicó el suplemento Revista Agraria N° 170. Su lectura y debate también son  sumamente recomendables. El tema central de este número es una Mesa Redonda en la cual se planteó el siguiente problema “¿Necesitamos ampliar la frontera agrícola?”, y ellos se responden: “Mejor es recuperar tierras degradadas que ganar nuevas tierras, opinan expertos”. Más adelante también volveré sobre este tema.

Atentamente
Miguel Ángel Aragón      



AUTOREFORMA SINDICAL Y CONSTRUCCIÓN DE UN PROGRAMA:
RETOS PARA EL SINDICALISMO PERUANO

Por Luis Huancapaza

En el debate sobre los factores de la crisis del sindicalismo en el Perú ha sido recurrente sostener que la causa principal de la disminución de convenios colectivos, tasas de afiliación, y posterior crisis fue la reforma laboral de los noventa, pero se ha rehuido investigar sobre la descentralización productiva, que trajo nuevas formas de utilizar el trabajo: autónomos, informales, intermitentes, tercerizados. A partir de ésta premisa se plantea que para recuperar los niveles de sindicalización y salir de la crisis, es necesario regresar al modelo laboral anterior a la reforma, es decir que el Estado devuelva la negociación colectiva por rama de actividad, y apruebe una Ley General de Trabajo, las cuales solo incluyen a los trabajadores formales. Pero ¿hasta qué punto resulta viable esta estrategia en un contexto en donde el sindicalismo actual sólo representa al seis por ciento trabajadores formales[1]?, ¿será posible recuperar el papel del sindicato como eje de formulación de propuestas sin antes reinstalarlo en la sociedad como centro de representación y articulación de planes y programas?

EL SINDICALISMO POST REFORMA LABORAL.

Limitar el estudio y debate del problema a un tema de regreso a un modelo de regulación laboral, puede constituir un camino equivocado, pues las bases económicas sobre las que se construyó la legislación laboral antes de los noventa, han cambiado. Requieren más bien un estudio exhaustivo y un balance necesario de ese período, para que el sindicalismo pueda dirigir su trabajo sobre esta nueva realidad.
La incesante revolución tecnológica, está contribuyendo a la internacionalización de la economía, a la descentralización productiva y al agotamiento del modelo de producción fordista. Estos a su vez, a la aparición de nuevas formas de uso del trabajo: autónomos, informales, intermitentes, tercerizados.   
        
La descentralización productiva, y el fracaso del modelo de estado interventor se instalaron a nivel mundial a comienzos de los setenta pero sus efectos llegaron al Perú a fines de los ochenta. El sindicalismo no tuvo la solvencia para asimilar esta nueva realidad y reestructurarse. La reforma liberal agudizó este proceso y lo desvinculó de la sociedad confinándolo a una acción subsidiaria. Ahora en que se busca recuperar el camino, es importante no prescindir de estos cambios. 
En este nuevo escenario, la informalidad crece, los contratos de tercerización, y grupos de empresas se generalizan, la intermediación laboral se instala definitivamente y como correlato el sindicato de empresa entra en crisis por su incapacidad de representación.   En estas nuevas formas en que se organiza la empresa, el trabajador sigue siendo trabajador pero cambia la forma en que depende de ella. Ahora es auto empleado, destacado bajo modalidad de tercerización o intermediación, sujeto a contrato intermitente, por lo general informal, sin derechos laborales ni seguridad social.

AUTOREFORMA SINDICAL.

Este escenario ha puesto en el centro de la discusión la autoreforma sindical[2], cuya finalidad es la recuperación de la negociación colectiva por rama de actividad, incorporación de trabajadores autónomos, y además una reformulación de formas de afiliación, gestión interna, y mecanismos de representación de nuevos trabajadores.  Esta reinstitucionalización y legitimación, de hecho puede llevar a reposicionar al sindicalismo y lograr mejores resultados en la lucha por distribuir lo producido, ¿pero por cuanto tiempo?.  
En una sociedad que cambia incesantemente, los resultados de costo plazo, siempre serán insuficientes, y requieren de una organización gremial atento a estos cambios, y sobre a todo dispuesto a estudiar y formular propuestas de largo plazo, vinculando sus reivindicaciones económicas inmediatas a una agenda en la economía nacional.

UN PROGRAMA DESDE LOS TRABAJADORES PARA EL PAÍS.

Estos nuevos trabajadores, requieren de un nuevo tipo de organización sindical, por ello la autoreforma sindical. Pero más allá de ello requieren elaborar una propuesta programática que además de incorporar a estos nuevos actores, construya un programa “nutrido de las distintas condiciones del trabajo en el Perú de hoy; y desde esta nueva realidad aportar a un proyecto de país nacional popular[3].
Los gremios empresariales lograron instalar sus propuestas en la agenda de los gobiernos. A nivel nacional, insisten en preservar la flexibilización laboral.  Sectorialmente abogan por mayor reducción de beneficios laborales. Desde el otro lado, los trabajadores sindicalizados, limitados a sus reivindicaciones sectoriales, han visto diluir sus reclamos, y constatado lo infructuoso de sus plataformas. Ello demuestra que los reclamos fragmentados no tienen horizonte, abriendo la necesidad de replantear el análisis de las causas de las cuales depende el nivel de los salarios y calidad de los empleos.   
Ubicar en el centro del debate, estas causas permite evaluar si él modelo primario exportador, es sostenible a largo plazo, y permite mejorar la capacidad adquisitiva y condiciones de vida.  Pone en primer plano el tipo de industrialización que requiere el país. Abre el debate sobre recuperación del mercado interno y el papel que juega en ella la pequeña y mediana industria. En fin ubica a los trabajadores y al sindicalismo en posición de ofrecer un proyecto de largo plazo al país.    
Este es un reto para el sindicalismo peruano, que ya había planteado Denis Sulmont[4], sintetizando en: “Ganar un mayor espacio público en la sociedad. Desarrollar una acción sindical articulada. Propiciar una participación programática. Transformar las actividades de sobrevivencia en un proyecto de desarrollo, adquirir capacidad de gobernar”.   Reto que bien se puede cumplir a través de una Conferencia Nacional de Trabajadores, como las que se realizaron a fines de la década de los ochenta.     
   
En suma, ante la creciente internacionalización económica, la inserción en ella de nuestro país en términos de desigualdad, la fragmentación de los trabajadores, en informales, autónomos, desvinculados de la organización gremial, urge, además de acciones para la autoreforma sindical, una postura sobre la globalización, una alternativa sobre modelo de desarrollo articulado de economía y un programa que recoja las necesidades de representación de los trabajadores informales e independientes.


                                                                       Luis Huancapaza.
           



[2]Definido por el Instituto Sindical Para América Central y el Caribe, como “…los procesos de cambio que se deben impulsar desde el interior de la misma para renovar y fortalecer su estructura (internamente) y mejorar su imagen y su poder de incidencia externamente) para atraer a más personas para que se afilien e incluir sus necesidades en su agenda y defenderlas mejor ante las nuevas formas de negociación que imponen el libre mercado y el neoliberalismo”. En http://www.isacc-instituto.org/es/boletines/articulos/157/.
[3] Carmen Vildoso. Sindicalismo Clasista: Certezas e Incertidumbres. Edaprospo, 1992.p. 157.
[4] DENIS SULMONT. Citado por Carmen Vildoso en Sindicalismo Clasista. Certezas e Incertidumbres. Edaprospo. 1992. p. 167.

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