viernes, 25 de septiembre de 2015

VOZ SOCIALISTA: UNÁMONOS EN UN SOLO BLOQUE ELECTORAL DE IZQUIERDA

FRENTE (3-6) FRENTE PARA LAS ELECCIONES DE 2016

I


UNÁMONOS EN UN SOLO BLOQUE ELECTORAL DE IZQUIERDA
POR LA CONQUISTA DE UN GOBIERNO PROGRESISTA DEMOCRÁTICO Y PATRIÓTICO

Las fuerzas progresistas de izquierda tenemos el deber de asumir nuestras responsabilidades para enfrentar la actual crisis política, luchando por darle una solución al servicio de los intereses del pueblo y la patria.

LA BANCARROTA DEL NACIONALISMO Y EL VIRAJE HACIA LA DERECHA

Lo primero, es reconocer una inocultable realidad: el viraje de Humala hacia la derecha y su incapacidad para gobernar han afectado seriamente al conjunto de las fuerzas progresistas y populares. Después de casi una década de promesas de cambio, con la participación activa de la izquierda, la traición y actual bancarrota del nacionalismo gobernante está empujando a diversos sectores sociales hacia la derecha y la extrema derecha.

Esta conducta política de capas sociales de “arriba” y “abajo” está siendo magnificada, malintencionadamente, por los grandes medios de comunicación controlados por la Nueva Oligarquía. Y tiene el claro objetivo de sepultar al progresismo que se desarrolló en los últimos lustros, en particular, desaparecer las huellas de las victorias del 2010 y 2011. Los poderes mediáticos, la supuesta prensa independiente, los analistas y las encuestadoras están sacando el máximo provecho de los múltiples temores de la población ante la posibilidad de que estalle la crisis económica, la evidente proliferación de la criminalidad, la violencia en las calles y la crisis del gobierno; abierta o sutilmente difunden un mensaje: “Nunca más la izquierda en el gobierno, para que no se repita la crisis y la violencia de la década del 80”.

La campaña mediática contra Nadine Heredia, hasta hace poco engreída de los medios derechistas, es parte de los planes de las fuerzas más reaccionarias. Ahora la golpean severamente, aprovechando que asumió un rol más allá de sus facultades y capacidades y de su intromisión indebida en las decisiones del Estado. Ciertamente, los destapes y las denuncias están permitiendo al pueblo y a todas las fuerzas progresistas  comprender mejor la naturaleza y la moral de los que traicionaron la lucha progresista del 2011, de aquellos que con la finalidad de obtener beneficios particulares se sometieron a los dictados de la CONFIEP y las transnacionales.

Sin embargo, las fuerzas más reaccionarias quieren mucho más. No les basta que Humala se haya arrodillado ante ellos, echando al tacho su promesa de la gran transformación; no les satisface que en estos meses, haya militarizado el departamento de Arequipa con el vano intento de apagar la llama de rebelión contra el proyecto minero Tía María. Tampoco, les son suficientes las facultades legislativas, recientemente concedidas por el parlamento, con las que el gobierno intenta profundizar el neoliberalismo. Ahora, que el pueblo repudia a Ollanta Humala, pretenden vengarse por lo que consideran su mayor delito: haber ilusionado y movilizado al pueblo en contra del estatus quo neoliberal.  ¡En la agenda de estos sectores reaccionarios está la vacancia de Humala después del 28 de julio! En los últimos meses, cuando se agudizó la crisis en las alturas, con la caída de Ana Jara y el nombramiento de Pedro Cateriano como primer ministro, se evidenciaron esos estados de ánimo, presentes ahora en las contradicciones en las altas esferas del poder que hoy se concentran en la lucha por el control del Parlamento, cuyo resultado y consecuencias son imprevisibles.

No es nada casual que las encuestadoras señalen que la popularidad de Humala se desploma: según las últimas encuestas apenas bordea el 10%; mientras en las preferencias electorales continúa a la cabeza, con 30%, Keiko Fujimori, la hija del responsable directo de la institucionalización de la nefasta política neoliberal y de la más grande red de corrupción gubernamental. Luego, aparece PPK, con 14%, agente directo de las transnacionales, quien siguiendo el libreto de sus publicistas y ayudado por los medios de comunicación hoy se presenta como un hombre de “centroizquierda”. También, siguen colocando a Alan García en un nivel expectante con 10%, pero sin poder ocultar que ha sido afectado por el descubrimiento de sus vínculos con graves actos de corrupción y bandas de criminales, como las de Orellana y Oropeza, que se desarrollaron impunemente durante su gobierno. Después, están los grupos minoritarios entre los que aparece muy abajo, como se lo merece, Alejandro Toledo con 3%. Los líderes de izquierda y los candidatos hasta ahora promocionados, no aparecen en las encuestas; están ocultos en el rubro de otros. Esta es la “realidad” que los grandes medios de comunicación pretenden presentar como inamovible.

LA LUCHA EN LAS ALTURAS, DESCUBRE A LOS PILLOS DE AYER Y HOY 

Las condiciones para las organizaciones de izquierda y para el conjunto de las fuerzas progresistas son difíciles. No solo porque lo dicen las encuestas sino porque hasta el momento no se ha constituido una organización capaz de aglutinar a todas las fuerzas sociales y políticas dispuestas a luchar por la victoria. Bajo diversos argumentos se ha impuesto el espíritu derrotista: “ya no se puede hacer nada, solo queda luchar por una parcela del poder, por una bancada parlamentaria”. En lugar de luchar por una alternativa de gobierno, se ha impuesto el deseo desesperado de conseguir un espacio en el Congreso.

Las condiciones desfavorables pueden cambiar. La crisis política es de tal profundidad que no solo está en bancarrota el nacionalismo gobernante sino todos los partidos de la derecha: tradicional y emergente. La realidad presentada por los medios de comunicación está muy distorsionada. Desde hace tiempo, la lucha en las alturas se ha convertido en una “lucha entre pillos” que, además de contribuir a la descomposición de todas las instituciones del Estado, está alentando la criminalidad en todas sus modalidades y la violencia en las calles que se acrecienta peligrosamente.

El pueblo ya sabe que los gobernantes de ayer y hoy son unos pillos; y los partidos derechistas, pese al apoyo descarado de los grandes medios de comunicación, no están en condiciones de capitalizar el descontento frente al desgobierno existente y ganar en primera vuelta las elecciones del 2016. Aún, se puede organizar un frente político que, aprovechando esta crisis en las alturas, la división de los derechistas, movilizando al pueblo, y ganando a todas las fuerzas progresistas, pueda elevarse a la cima electoral y abrir la posibilidad de la victoria.

EL PUEBLO AVANZA EN MEDIO DE LAS ADVERSIDADES

Los jóvenes, en la lucha contra la “ley pulpín”, nos han dado una gran lección: movilizaron todas sus fuerzas practicando el frente único y avanzaron hasta el triunfo aprovechando las contradicciones de los de “arriba”. La reciente victoria política conquistada por los pobladores del Valle El Tambo y los pueblos del Sur contra el proyecto Tía María y la política neoliberal del gobierno, también nos dejan enormes enseñanzas. El pueblo está dispuesto a luchar.  Hace unas semanas se desarrolló la huelga nacional de los trabajadores mineros, organizada por su Federación, demandando la derogatoria de la Ley de contratas, 29245. La Federación Textil (FNTTP) también está en lucha permanente contra los abusos en el sector, en particular contra la Ley 22342, de contratos temporales.

El 9 de julio, se realizará el Paro Nacional convocado por la CGTP en el que participarán diferentes organizaciones sociales. Los que estuvieron en lucha los meses anteriores, esperaban una medida de este tipo en los momentos más candentes. Si esta medida se hubiese realizado en esas circunstancias, el impacto hubiese sido muy favorable para aquellos sectores en lucha y una respuesta clara, enérgica y oportuna al gobierno y a todos los reaccionarios. No estamos en los meses convulsionados de la lucha juvenil ni de la resistencia activa de los pobladores del Valle El Tambo, pero la crisis política continúa y se profundiza. Las condiciones para una protesta popular nacional se mantienen. El 9 de julio, el pueblo y los progresistas harán sentir su fuerza contra el gobierno, los grandes capitalistas y las transnacionales.

LUCHAR POR UN GOBIERNO PROGRESISTA DEMOCRÁTICO Y PATRIÓTICO

Por el momento, la profundidad de la crisis política está permitiendo que avancen los más derechistas, pero la misma crisis abre la posibilidad de luchar por una nueva alternativa. En vísperas de las elecciones generales del 2016, tenemos que plantear con la más absoluta claridad una alternativa de poder, una alternativa del gobierno. 

Hoy en día, la alternativa es luchar por conquistar un gobierno progresista, democrático y patriótico. La traición de Ollanta Humala, Nadine Heredia y de todos los arribistas que hasta ahora los acompañan no ha sepultado la lucha por las grandes reformas. Tomando en cuenta las particularidades de la actual coyuntura, debemos luchar por un gobierno de este tipo, que se sostenga en la organización y movilización de los trabajadores, y los partidos y movimientos progresistas de izquierda; en el que participen los sectores sensatos de la burguesía emergente y la gran burguesía, y también los militares patriotas que ahora deben estar muy decepcionados de Ollanta Humala. Sin duda, las condiciones para conquistar un gobierno de esta naturaleza son extremadamente difíciles, pero no existe otra alternativa para enfrentar la crisis política imperante; incluso para avanzar y acumular fuerzas, si las condiciones desfavorables se mantienen.

La clave es la unidad de las fuerzas progresistas de izquierda en un solo frente, que sepamos unirnos en un bloque popular patriótico que se convierta en la columna vertebral de la actual lucha democrática, que tenga la capacidad y la voluntad política de movilizar al pueblo, en el campo y la ciudad, y sobre esa base se convierta en la fuerza política para enfrentar exitosamente el próximo proceso electoral.

Hasta el momento se han constituido dos bloques electorales principales de la izquierda. Uno, es el movimiento Únete por otra Democracia, constituido sobre la plataforma electoral del Partido Humanista de Yehude Simón. En este frente participan casi todos los partidos de izquierda, como Fuerza Social, Ciudadanos por el Cambio, el Partido Comunista Peruano y el Partido Comunista del Perú Patria Roja, además de los dueños del registro electoral. El otro, es el Frente Amplio, organizado sobre la legalidad de Tierra y Libertad, en el que también participan algunos movimientos nuevos como Sembrar, Pueblo Unido y el Movimiento 19 de Julio. En las últimas semanas ha surgido el Bloque Nacional Popular, un movimiento que intenta organizar a los diversos núcleos progresistas del nacionalismo. En el espectro de los que no están agrupados, están diversas organizaciones progresistas de izquierda.

En el actual contexto histórico y político, si se mantiene la dispersión de estas fuerzas progresistas de izquierda, sin duda, la derrota será inevitable y, muy probable, hasta desastrosa. ¿Debemos resignarnos ante esta posibilidad? En las últimas semanas, por iniciativa de algunos dirigentes y organizaciones de izquierda, se instaló una Mesa de Diálogo por la Unidad del Pueblo. Las primeras reuniones fueron exitosas, asistieron diversas organizaciones, personalidades y donde destacó la participación de dirigentes de Únete, el Frente Amplio y el Bloque Nacional Popular. El gran problema es que a pesar de la expectativa que despertó al comienzo, este espacio se ha estancado. En parte, porque se han cometido errores en la conducción, pero principalmente porque se mantiene inalterable la voluntad de conservar la actual dispersión de los bloques. Esta situación se agrava porque algunos movimientos nuevos, en su prisa por correr en la lucha electoral, también profundizan el espíritu de división reinante.

La necesidad de enfrentar la actual crisis política y derrotar a las fuerzas reaccionarias, exige la unidad en un solo bloque de Únete, el Frente Amplio, el BNP y de todas aquellas fuerzas progresistas, populares, de izquierda, para luchar por un gobierno progresista, democrático y patriótico. Esta unidad no puede ser sobre la base de posiciones similares al “centrismo” del toledismo o el humalismo. Tiene que basarse en un programa que se comprometa, de manera explícita, a terminar con el modelo neoliberal e impulsar un nuevo proyecto de desarrollo económico para nuestro país que recupere y fortalezca el mercado interno, impulse la industrialización, reconquiste los derechos laborales y sociales de los trabajadores, respete el equilibrio ecológico y la vida de los campesinos, de los pueblos originarios, las minorías nacionales, así como la vida y los derechos de las minorías sexuales. ¡Estamos en un momento crucial que nos exige tomar decisiones rápidas! ¡La Mesa de Diálogo por la Unidad del Pueblo debe realizar lo que ya acordó: abordar los problemas existentes, con el objetivo de solucionarlos para lograr la unidad!

Nuestro Movimiento Socialista, al igual que otras organizaciones, desea la instauración de un gobierno popular, de izquierda, un gobierno de los trabajadores que posibilite la construcción de una nueva sociedad. Sin embargo, ese objetivo es un ideal a largo plazo que tendrá que conquistarse con la participación activa y democrática del pueblo, sin ningún tipo de aventurerismo. Si en la situación actual, las organizaciones de izquierda pretenden colocar en primer lugar la necesidad de posicionarse como organización o como líderes, supuestamente para crear las condiciones para esa futura transformación, cometerían un grave error. El camino para “posicionarse”, en función de los objetivos supremos de transformación, es precisamente luchar por la unidad de todas las fuerzas progresistas que hoy nos permitan conquistar la victoria contra las fuerzas más reaccionarias. ¡La victoria es posible! ¡Impulsemos una gran unidad para vencer! ¡Unámonos en un bloque popular patriótico para impulsar la unidad de todas las fuerzas progresistas!

Lima, 28 de junio del 2015.

II


Carta a los partidos y movimientos de izquierda
¡Nuestra patria y todos los pueblos del Perú están en peligro!

UNIDAD PARA CONQUISTAR UN GOBIERNO PROGRESISTA, DEMOCRÁTICO Y PATRIÓTICO

Estimados compañeros y compañeras:

A menos de un año de las elecciones generales, los que aparecen en el escenario electoral son principalmente los candidatos derechistas: Keiko Fujimori, Alan García y Pedro Pablo Kuczynski. Sin duda, esta realidad ha sido creada por los medios de comunicación manejados por los grandes capitalistas. Pero esta situación, asimismo es el resultado de la desesperanza, desilusión y frustraciones engendradas por los gobiernos y candidatos que simularon representar a las fuerzas progresistas; en particular por la traición de Ollanta Humala, quién en campaña prometió la “gran transformación social” y una vez que tomó el poder decidió mantener el estatus quo neoliberal y gobernar para los poderosos nacionales y extranjeros.

Esta crisis de las fuerzas progresistas y populares también es fruto de los errores y limitaciones que hemos tenido las organizaciones de izquierda, así como de las dificultades para luchar en las condiciones complejas del Perú del siglo XXI. Es un deber reflexionar sobre esta inocultable realidad, lo que nos permitirá asumir nuestras actuales responsabilidades.

La crisis política en el país es cada vez más profunda. Al mismo tiempo, la crisis económica es una amenaza que se aproxima. La sociedad entera se hunde en la decadencia. La criminalidad se extiende alimentada por la injusticia, las desigualdades y el deterioro moral engendrado por la moral inundada de corrupción de las capas dominantes. Ante esta dramática realidad, la necesidad y posibilidad de realizar transformaciones sociales están plenamente vigentes. En particular, es apremiante acabar con el modelo neoliberal, hoy en crisis, organizando la economía y la sociedad sobre nuevas bases que posibiliten el desarrollo del país sustentado en una industrialización efectiva que garantice los derechos de los trabajadores y de todos los ciudadanos y ciudadanas, que preserve el equilibrio ecológico y los derechos de las comunidades campesinas y los pueblos originarios. En lo esencial, en las fuerzas de izquierda existen coincidencias sobre estos objetivos Ciertamente, no hay unanimidad, pero en el momento actual es imperioso enfatizar los puntos de encuentro que posibiliten la unidad programática. Las diferencias y las heridas, aún abiertas, de la división del 2014 no pueden prevalecer porque nos conducirían al abismo.

Es evidente, que si en las próximas elecciones las fuerzas de izquierda persisten en participar separadas, la derrota no solo será inevitable, sino catastrófica. En el momento actual, de intensa lucha y presión permanente de los diversos operadores de los grandes capitalistas, es necesario actuar con firmeza en los principios programáticos con el claro compromiso de luchar por la victoria para cambiar la política neoliberal del Estado. Asimismo, es necesario actuar con realismo para no confundir nuestros deseos con la realidad.

Las circunstancias históricas y la crisis política, que hasta el momento favorecen principalmente las alternativas de la derecha, abren la posibilidad de impulsar una lucha por un gobierno progresista democrático y patriótico que materialice las propuestas programáticas y las demandas planteadas por el pueblo desde hace más de veinte años. Las fuerzas de izquierda tienen el gran reto de unirse en un solo bloque electoral que tenga la capacidad de recuperar las esperanzas e ilusiones de los trabajadores de la ciudad, los campesinos, los pueblos originarios, las mujeres, los jóvenes y del conjunto de las fuerzas progresistas que necesitamos para la gran lucha del 2016 contra los candidatos de la derecha neoliberal.

En el momento actual, la principal responsabilidad para hacer realidad un solo frente electoral la tienen los movimientos de izquierda que tienen legalidad: el Frente Amplio, Únete y el Bloque Nacional Popular. Cada uno de estos espacios tiene su particularidad, asimismo cada una de las organizaciones políticas que los conforman tiene su propia historia. Es legítimo y necesario, que cada cual luche por preservar su identidad y obtener representación parlamentaria. Más aún, que varios de estos partidos y movimientos deseen luchar por un gobierno del pueblo, por un poder popular; todos los que luchamos por una nueva sociedad compartimos estas aspiraciones. Sin embargo, el deber más importante hoy en día, sin renunciar a los principios ni a nuestras luchas particulares, es unirnos en un solo bloque para impulsar y organizar un amplio movimiento democrático que derrote a las fuerzas reaccionarias que – insistimos- son una verdadera amenaza para nuestra patria y todos los pueblos del Perú.

¡Unidad para luchar¡ ¡Unidad para vencer!

Lima, 17 Julio 2015

Movimiento Político Voz Socialista

III

 
¿HACIA DÓNDE VA EL PERU?
CRISIS POLÍTICA Y SALIDAS

En las últimas semanas, luego de haber culminado las tensiones engendradas por la lucha de masas, en particular por la resistencia de los pobladores del Valle del Tambo y la lucha de los pueblos del Sur contra el proyecto Tía María, se ha impuesto una relativa calma en el país. En estas condiciones, el escenario político está dominado por la lucha en las alturas.

LA LUCHA EN LAS ALTURAS SE INTENSIFICA

Ollanta Humala mostrando su naturaleza traidora y su incapacidad para gobernar -esperanzado en la “inversión privada” en momentos en los que los capitalistas no están dispuestos a correr riesgos por la inestabilidad y la crisis internacional-, y sin comprender (a pesar de que cada vez que sale del país habla de ello) que el modelo neoliberal en el país y el neoliberalismo en todo el mundo están en profunda crisis, decidió ahondar esta política; y para completar su suicidio colocó en el Premierato a Pedro Cateriano, operador político de la gran burguesía y las transnacionales, que desde el primer día intentó aplicar autoritariamente el proyecto Tía María. Con esto solo provocaron rebeliones populares, como la de los jóvenes y la de los pueblos del Sur, entre las más importantes. Ollanta Humala, que emergió como un político encabezando una insurgencia mediática en el Sur del país (Locumba), en la práctica ha sido liquidado políticamente por una efectiva insurgencia popular de esos pueblos. Desde el 2000, tuvo un apoyo masivo en esa parte del país como lo atestiguan las elecciones del 2011 donde obtuvo las más altas votaciones; pero frustrados, decepcionados e indignados por su traición, esos pueblos se han rebelado masivamente.

Aprovechando la debilidad del gobierno, los representantes de la gran burguesía,  en particular los apristas y fujimoristas que han estado en el poder, profundizan su ofensiva contra el gobierno de Ollanta Humala. Los grandes medios de comunicación, los mismos que en las elecciones del 2006 y 2011 realizaron sucias campañas contra el nacionalismo y promovieron las candidaturas más reaccionarias en defensa descarada del neoliberalismo, hoy realizan una intensa campaña mediática con la finalidad de empequeñecer y desaparecer al nacionalismo. En esta oportunidad, los ataques principales han estado dirigidos al corazón del nacionalismo: la señora Nadine Heredia, quién, ingenua y vanidosamente, se imaginó que por los servicios prestados a la CONFIEP nunca la tocarían.

En estos días, la lucha en las alturas se concentra en el Parlamento. Los fujimoristas y los apristas pretenden controlar la Mesa Directiva. Su candidato es el otrora anti fujimorista Luis Ibérico. Su objetivo es arrinconar más a Humala y utilizar esta instancia como un espacio para la defensa de Alberto Fujimori y Alan García. Los nacionalistas, debilitados y fragmentados, no pueden ocultar su desesperación; temen que si pierden el control de la Mesa Directiva, se profundizarán las investigaciones contra Nadine Heredia y se abrirá la puerta para la vacancia de Ollanta Humala.

Las llamadas fuerzas progresistas y de izquierda que están en el parlamento, revelando sus debilidades y precariedades, hasta ahora no definen una posición coherente. No siempre comprenden que la necesaria lucha contra el humalismo traidor, no puede facilitar el avance de las fuerzas más reaccionarias como el fujimorismo y el aprismo. Pueden ganar la lucha por la Mesa Directiva, siempre y cuando se mantengan firmes en el impulso de la llamada tercera lista.

Si en los meses pasados, después de las rebeliones populares y la crisis en las filas del nacionalismo, Ollanta estuvo tentado de cerrar el parlamento, a partir del 28 de julio, como una ironía de la historia, virtualmente estará a merced del parlamento. Por el espíritu de la campaña mediática, existe la posibilidad de que intenten vacarlo por “incapacidad permanente”. Si no lo hacen, será simplemente por temor a desencadenar una mayor crisis política que pueda abrir las puertas a la rebelión del pueblo en contra del régimen político y todo el sistema. Humala, sobre la base de sus vínculos con la gran burguesía y los militares, aún tiene el poder; pero este es cada día más precario. Por haberse puesto al servicio de los grandes capitalistas, el pueblo ya no lo apoya; y si lo vacan no saldrá a las calles para defenderlo.

LA LUCHA HISTORICA Y POLITICA DE LA DOS BURGUESIAS

Hoy, la lucha en las alturas se manifiesta en las disputas por el poder entre los diversos representantes de las capas dominantes; entre los restos de los viejos partidos como el PPC, AP o el APRA y los partidos emergentes como Fuerza Popular de los fujimoristas, Perú Posible de Toledo, APP de Acuña y los núcleos que expresan a los poderes regionales y locales. Los medios de comunicación, que actúan como un “partido” aparte, siempre están a favor de una u otra clase o capa social. Por lo general, las radios locales o regionales están al servicio de las burguesías medias emergentes; en cambio, los grandes medios de comunicación, como la televisión, en su mayoría están casi totalmente controlados por la gran burguesía tradicional: la Nueva Oligarquía.

Dentro de estas múltiples contradicciones, la lucha fundamental que se desarrolla en la “alturas” es entre la gran burguesía tradicional y la burguesía emergente. Esta pugna, no siempre expresada de manera clara o muy consciente, atraviesa toda la superestructura; reflejando así la actual realidad económica capitalista de la sociedad peruana y su compleja historia. La gran burguesía tradicional, principal aliada de las transnacionales, tiene hegemonía en la base económica, el control de los resortes claves de la superestructura e históricamente está vinculada a las viejas clases dominantes: la vieja oligarquía de orígenes europeos. La nueva burguesía emergente, por su origen e historia está ligada principalmente a los campesinos y a los pueblos ancestrales del Perú. La disputa entre estas dos fracciones provoca y mantiene, cuasi permanente, la crisis de dominación política de la burguesía de los últimos decenios. Por ello, entre otros factores, estas fracturas en las capas dominantes han posibilitado la irrupción de todo tipo de bonapartismo y hoy en día, en gran medida, son la causa de la anarquía política reinante en todo el  país.

La burguesía emergente, capa social que tiene una gran influencia en la sociedad, se aproximó y llegó al poder en 1968, gracias a la revolución burguesa de “arriba hacia abajo” realizada por los militares velasquistas. Pese a su inspiración ideológica reaccionaria y a su pretensión de impedir conscientemente todo tipo de revolución popular, el proceso velasquista fue un acontecimiento histórico de trascendencia y un gran paso hacia adelante que acabó con el poder de la vieja oligarquía y los antiguos gamonales semifeudales del campo.

De ese modo llegó al poder la burguesía emergente de origen campesino. Después de años de crisis económica, violencia política, crisis de los partidos tradicionales de la derecha y bancarrota de los partidos de izquierda, en 1990 -casi sin darse cuenta- con Fujimori la burguesía emergente ganó su primera elección. Alberto Fujimori, hombre oscuro y sin escrúpulos, de ser un representante precario de esta burguesía se convirtió en el instrumento político de la ofensiva de la gran burguesía y las transnacionales. Durante casi toda la década del 90, la burguesía emergente, como una reacción ante la crisis económica interminable y la guerra interna provocada por los senderistas,  actuó como una fuerza reaccionaria: renegó de sus posturas izquierdistas de las décadas anteriores, en particular de aquellos años en los que luchaba contra  la vieja oligarquía y los restos de la semi-feudalidad. Fue esta burguesía, con Toledo a la cabeza, la que organizó -sin mucha consciencia- la lucha de masas durante la campaña electoral del 2000; además, consiguió, lo que no pudo ninguno de los demócratas liberales provenientes de las capas tradicionales ni tampoco los líderes y partidos de izquierda, impulsar un movimiento de masas que terminó por provocar el final del fujimorismo. En los marcos del actual régimen liberal parlamentario, consolidó sus posiciones en los diferentes espacios de la sociedad. En todo este tiempo, varios de sus contingentes participaron protagónicamente en diversas luchas de masas, incluso promoviendo insurgencias, y triunfaron en casi todas las elecciones regionales y municipales. En la actualidad, formalmente tienen el control de la mayoría de los gobiernos regionales y locales.

La llegada al poder de Ollanta fue el triunfo nacional más importante de los burgueses emergentes. Estos, que por lo general actúan de manera fragmentada, en aquella ocasión se unieron en un solo movimiento; en casi todos los lugares tuvieron una participación protagónica, mimetizándose en las organizaciones de los trabajadores, los partidos y movimientos de izquierda combinaron con frecuencia la lucha electoral con la lucha de masas. Aunque muchos ahora lo nieguen o no lo comprendan, el factor principal y decisivo de aquella victoria fue, sin duda, la movilización del pueblo.

Los resultados electorales del 2011, fueron un hecho político más allá del triunfo de la burguesía emergente. Además, de impedir el retorno al poder del fujimorismo, lo trascendente fue que la activa participación del pueblo y la lucha de masas que se desarrolló en todos aquellos años de campaña política, como una continuación de la movilización desde fines de la década del 90 en contra del neoliberalismo, permitió la maduración  política del pueblo y avances en el proceso de consolidación de la nación peruana. La traición de los Humalas, los Heredia y de todos aquellos que al llegar al poder se olvidaron de la naturaleza de la campaña y de sus promesas, no puede empequeñecer el gran movimiento democrático patriótico de esos años. No es nada casual que los reaccionarios más conscientes sientan una gran hostilidad hacia ese proceso político y detesten al humalismo, a pesar de que Ollanta Humala y Nadine Heredia,  traicionando a casi todos, se pusieron al servicio de los grandes capitalistas.

La historia pues avanzó el 2011, a pesar de las denuncias que hoy descubren las entrañas oscuras del nacionalismo. La gran burguesía tradicional, los sectores, instituciones e individuos vinculados a las capas dominantes tradicionales creen que les ha llegado la hora de obtener su ansiada victoria histórica. En su frenesí, no pocos desempolvan sus viejos prejuicios señoriales, embotados de reaccionarismo y racismo. Pero otros -con mayor inteligencia- intentan ganarse a la mayoría de la burguesía, conscientes de que están ante capitalistas o protocapitalistas, responsabilizando a la “izquierda” de la política errática del actual gobierno.

La burguesía emergente, capa social muy inestable que siempre buscará acuerdos con la gran burguesía, en esta oportunidad no sólo puede virar hacia la derecha sino a la extrema derecha, como ya lo hizo en los años 90. Por los temores que le pueden estar engendrando los primeros síntomas de la crisis económica y la movilización del pueblo, puede buscar salidas más derechistas y autoritarias; incluso, olvidando sus posturas indigenistas, puede apoyar al “gringo” PPK, representante directo de las transnacionales.

LA IMPERIOSA NECESIDAD DE LUCHAR POR UN GOBIERNO DEMOCRATICO PROGRESISTA Y PATRIOTICO. 

La actual crisis política y la crisis económica que se asoma obligan a las fuerzas progresistas de izquierda a actuar con rapidez, consecuencia y extrema flexibilidad. En las actuales condiciones, no es posible luchar por un gobierno popular o un gobierno de izquierda, si seguimos ese camino sufriríamos una severa derrota. La cuestión es que, aprovechando la crisis en las alturas y lo que ella revela, debemos movilizar al pueblo, a los trabajadores y a los jóvenes y, al mismo tiempo,  ganar a los sectores sensatos de la burguesía emergente y la burguesía tradicional. La izquierda, no puede cometer el grave error de pensar ante todo en perfilarse, en “marquetearse” o en cumplir una “jornada decorosa”. ¡No! Ese no es el camino. Tenemos que luchar por la victoria, contra los planes de los sectores más reaccionarios de la gran burguesía y de todos los reaccionarios que, si triunfan, profundizarían las actuales tendencias hacia la barbarie, lo que significaría la regresión histórica y política del Perú. Los movimientos del Frente Amplio, el BNP, Únete y otros deben unirse en un solo bloque electoral para luchar desde ahora por un gobierno progresista, democrático y patriótico. Gobierno que acabe con el neoliberalismo e inicie una nueva etapa de desarrollo, basada en una nueva industrialización, una mayor democracia y el respeto irrestricto de los derechos de los trabajadores y de todos los pueblos. Si los partidos y movimientos que están en condiciones políticas y legales no cumplen con su responsabilidad y si sus miopías allanan el camino de los más reaccionarios, los trabajadores y los pueblos del Perú terminarán por censurarlos. Naturalmente, si las condiciones se tornan más difíciles, la historia continuará su marcha hacia adelante. Los trabajadores y la izquierda, estamos obligados a continuar luchando en contra de las transnacionales y sus aliados por la defensa de nuestra nación indomestiza y de nuestra Patria multinacional, rumbo a la construcción de una nueva sociedad. 

Lima, 24 de julio de 2015.

IV

CONFERENCIA DE CONSTITUCIÓN DEL
MOVIMIENTO POR EL SOCIALISMO

Nuestra Conferencia Constituyente del Movimiento por el Socialismo

El 8 de agosto, en un ambiente de reafirmación socialista, celebrando nuestro 36 Aniversario se desarrolló la Plenaria Histórica de militantes del Movimiento Político Voz Socialista, que tomó la decisión de iniciar una nueva etapa en nuestra prolongada lucha y adoptar un nuevo nombre. Con esa finalidad, desde ese día estamos realizando la Conferencia Constituyente del Movimiento por el Socialismo. En sus sesiones estamos abordando los temas relacionados con la historia de nuestro movimiento, los grandes problemas planteados por la crisis del capitalismo mundial, la crisis estructural de la sociedad y la actual crisis política del país.

El Movimiento por el Socialismo (MS) asume el firme compromiso de luchar junto a los trabajadores y a los pueblos del mundo por el futuro socialista. Lo hace con la convicción que le dan sus ideales socialistas y la dura realidad de estos años de crisis, que están demostrando que el capitalismo, a pesar de todos los progresos científicos y tecnológicos, solo puede ofrecer a la humanidad más hambre, miseria, sobreexplotación, guerras y la, creciente, amenaza de desaparecerla como especie humana, por la destrucción irracional de la naturaleza.

El Movimiento por el Socialismo frente a los graves problemas del país, continuando con su lucha de decenios, se compromete a luchar contra las fuerzas más reaccionarias que pretenden conquistar una victoria contra del pueblo y las fuerzas progresistas, el 2016. Llama a todas las fuerzas progresistas, populares y a las organizaciones de izquierda a luchar por la conquista de un Gobierno Democrático Progresista y Patriótico, para enfrentar la creciente criminalidad y el conjunto de los problemas de la sociedad. Asimismo, llama de manera especial a todos los socialistas para que, en este proceso de lucha, realicemos todos los esfuerzos para avanzar en la unidad en una sola organización.

Inspirados en la lucha milenaria de nuestros antepasados, en las tradiciones progresistas de nuestra nación peruana, en la unidad de todos los pueblos de nuestra Patria y en la fuerza histórica del proletariado, lucharemos con energía por la democracia, el progreso, la emancipación nacional y el socialismo.

Publicado por Movimiento Voz Socialista Perú

Información sobre mí

Ubicación. Perú

Introducción. Luchamos en el Perú desde 1979 nuestra fundación. Participamos en:

-Lucha contra la dictadura militar de Morales Bermúdez, para restituir la democracia.
-Formamos parte de Izquierda Unida para conquistar los derechos laborales, la soberanía nacional y la defensa del socialismo.
-En los 90's luchamos al lado de las fuerzas de los trabajadores, de izquierda, democráticas por recuperar la democracia contra la dictadura cívico-militar fujimorista. -Apoyamos con independencia a Perú Posible para recuperar la democracia, participando activamente en la Marcha de los Cuatro Suyos.
-Apoyamos a Ollanta Humala en el 2006 porque la consideramos una fuerza progresista que lucha por la defensa de la soberanía nacional
-Formamos parte de la confluencia Fuerza Social para la alcaldía de Lima
-Hemos formado parte del frente Gana Perú como una fuerza democrático-progresista. Creemos que somos una de las vertientes que defiende el Socialismo en el Perú y que el objetivo es la unificación mediante un proceso de unidad y lucha.

Intereses. El socialismo que buscamos es la sociedad sin explotados ni explotadores, es decir, que cada cual viva de su trabajo, además respetando a la naturaleza, los derechos de los pueblos originarios, con un desarrollo armónico entre el campo y la ciudad, aprovechando los avances de la ciencia y la técnica, valorando nuestra historia, costumbres, nuestra identidad nacional, respetando el derecho de la mujer y del niño, donde nuestra patria sea realmente libre de la dominación extranjera, un Perú integrado a la comunidad de naciones pero en igualdad de condiciones.

David Aguinaga Carrión
-.o0o.-
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
25 de septiembre de 2015

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