sábado, 17 de octubre de 2015

RUSIA ESTRENA SUS MISILES CRUCERO EN SIRIA




Asia Times Online
17-10-2015
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


El Nuevo Gran Juego en Eurasia avanzó a pasos agigantados la semana pasada después que Rusia lanzó 26 misiles crucero desde el Mar Caspio contra 11 objetivos del Estado Islámico en Siria, destruyéndolos todos. Esos ataques navales fueron el primer uso operacional de ultramodernos misiles crucero SSN-30A Kalibr. 

El Pentágono echó una mirada por encima del hombro al itinerario de vuelo de esos misiles Kalibr – capaces de atacar objetivos a 1.500 kilómetros de distancia. Se trata de un preciso, claro, sucinto mensaje de Moscú al Pentágono y a la OTAN. ¿Quieres meterte conmigo, muchacho? ¿Tal vez con tus inmensos, voluminosos portaaviones? 

Además, fuera de la creación de lo que es una zona de no-vuelo de facto sobre Siria y el sur de Turquía, el crucero Moskva de la Armada Rusa, con 64 misiles barco-aire S-300 está ahora atracado en Latakia. 

A las proverbiales fuentes anónimas estadounidense no les quedó otra alternativa que meter superdirecta, inventando que cuatro misiles rusos descarriados cayeron en Irán. El Alto Comando Ruso los ridiculizó; todos los misiles cayeron a unos 2 metros de sus objetivos. 

El Pentágono ni siquiera sabía que los Kalibr podían ser lanzados desde barcos pequeños –los Tomahawk estadounidenses necesitan barcos mucho más grandes. 

Lo mejor que se le pudo ocurrir al Pentágono, fuera de sufrir una apoplejía generalizada, fue lo que el comandante de NORAD, el almirante William Gortney dijo al Consejo Atlántico que la aviación y los misiles crucero de largo alcance rusos representan una nueva “amenaza” para la defensa estratégica de EE.UU. 

La amenaza de los misiles crucero rusos es un “desafío particular para NORAD y el Comando Norte”. Oh, no me diga. 

Es un eufemismo característico del Nuevo Gran Juego. Se puede argumentar que el desarrollo militar de Rusia durante los últimos años ha colocado a Moscú a generaciones por delante de EE.UU. En caso de una Guerra Mundial Caliente 3.0 – y nadie fuera del acostumbrado Dr. Insólito, posiblemente la desearía – misiles y submarinos serían las armas cruciales, no los monstruosos portaaviones al estilo estadounidense. 

El Pentágono está apopléjico porque la demostración de tecnología rusa reveló el fin del monopolio estadounidense sobre misiles crucero de largo alcance. Los analistas del Pentágono todavía trabajaban bajo la premisa que su alcance era de unos 300 kilómetros. 

Además, la OTAN ha sido advertida: Rusia puede aplastarlos en un destello – como me dijeron la semana pasada en una conversación en Alemania. La fogosa retórica de “¡estáis violando mi espacio aéreo!” tampoco lo cambiará. 

Una vez más, asumiendo el escenario de Dr. Insólito, la única reacción posible de EE.UU. si la partida se pone fea sería lanzar ICBM nucleares; pero entonces el espacio aéreo de Rusia será sellado por misiles antimisiles S-500, portando diez misiles interceptores cada uno y que no pueden dejar pasar ningún ICBM estadounidense. 

Estúpido y moderadamente estúpido 

Por lo tanto, después del choque inicial, el Pentágono volvió a la… inanidad, complementando el humor alegre de esos titulares estúpidos y más estúpidos. 

El jefe supremo del Pentágono, Ash Carter, juró que Washington no cooperará con Moscú en Siria porque la estrategia del Kremlin es “trágicamente defectuosa”. Debemos interpretar “defectuosa” como significando que Rusia mata en unos pocos días más fanáticos salafistas-yihadistas de todo tipo que la Coalición de Dudosos Oportunistas (CDO) en más de un año. ¿Hay quien recuerde que CDO es llamada oficialmente Operación Resolución Inherente? 

Y luego existe un problema adicional con la así llamada “estrategia” de “no quiero jugar en el mismo jardín contigo” del Pentágono; el Ministerio de Defensa Ruso explicó que en realidad el Pentágono fue el que solicitó que se coordinaran las acciones en Siria para comenzar. 

Para agregar irrelevancia a inanidad, el Pentágono anunció que estaba posponiendo su último espectacular fracaso: el programa de 500 millones de dólares para “entrenar y equipar” rebeldes sirios “moderados”, que produjo impresionantes “cuatro o cinco” duros dispuestos a combatir contra el Estado Islámico. 

Por lo tanto no habrá más “entrenamiento”; más bien formación de “facilitadores” –––código para inteligencia local– con la misión de identificar falsos objetivos del “Califato” para ataques de la CDO. Serán “aconsejados” sobre cómo interactuar “desde lejos” por el Pentágono. 

No se puede inventar todo esto 

El “equipamiento”, por su parte, será considerablemente reducido; lo que queda será un montón de rifles de asalto que serán entregados a unos 5.000 rebeldes “moderados”, de los que, por supuesto, se apoderará Jabhat al-Nusra, conocido como al-Qaida en Siria, o terroristas del “Califato”. 

Ash Carter estaba muy contento con su nueva estrategia magistralmente concebida que debe ayudar a “aumentar el poder de combate” de esos elusivos rebeldes “moderados” y jura que Washington “se mantiene comprometido” con el entrenamiento de esos rebeldes “moderados”, ahora en diferentes maneras para lograr el mismo tipo de objetivo estratégico”. 

Le tocó al sorprendentemente mediocre Ben Rhodes, consejero adjunto de seguridad nacional de EE.UU. para comunicación estratégica, expandir sobre el nuevo foco de la “estrategia” magistralmente concebida: “desarrollar relaciones con dirigentes y unidades [entre grupos armados sirios], y poder entregarles suministros y equipamiento”. ¿Por qué no desarrollar esas “relaciones” a través de una página en Facebook? Es barato y mucho más efectivo. 

“Desconflictuame”, querido 

Incluso a pesar de que el “desconflictuamiento” entre Washington sigue siendo tan “conflictivo “como siempre, hay por lo menos un tema en el cual pueden converger; trabajar con los kurdos en el noreste de Siria, como lo admiten miembros del PYD (Partido Unión Democrática). El co-presidente del PYD, Salih Muslim insiste en que “lucharemos junto a quienquiera luche contra el Daesh (EI)”. 

Sin embargo el análisis del PYD sigue siendo anatema para el Pentágono y la Casa Blanca. Y el PYD sabe un par de cosas sobre la lucha contra rebeldes yihadistas/”moderados” en el terreno. El PYD considera que el EI, Jabhat al-Nusra o Ahrar a-Sham “no son diferentes” los unos de los otros. Traducción: los rebeldes “moderados” no existen. El PYD también acepta que Bashar al-Asad permanezca en el poder por un tiempo, pero solo durante un período “de transición”. 

El PYD ha comprendido perfectamente el significado de la ofensiva de Rusia en Siria. Se oponen intensamente a una zona de no-vuelo controlada por Turquía y ahora están seguros de que nunca habrá una. También saben perfectamente que una brigada “Sultán” de turcomanos, entrenados por Ankara –rebeldes “moderados” al estilo turco– desertó masivamente hacia el EI/Daesh. 

Mientras tanto, en Sochi, el Presidente ruso Vladimir Putin encontró –de nuevo– al Ministro de Defensa de Arabia Saudí Príncipe Mohammed bin Salman, el príncipe guerrero que está matando civiles en Yemen. El Ministro de Exteriores Sergey Lavrov y el Ministro de Energía Alexander Novak también estaban presentes. 

Diplomáticamente, todo eso tuvo que ver con el acuerdo entre Moscú y Riad de que no se puede permitir que el EI/Daesh se apodere de Siria. Los detalles siguen siendo una incógnita. Se ha hablado mucho de una “solución política”. De nuevo Putin dejó bien claro: la actual ofensiva tiene el propósito de “estabilizar las autoridades legítimas y crear condiciones para encontrar un compromiso político”. La Casa de Saud entendió perfectamente; es el camino ruso o la autopista. 

Sin embargo siguen flirteando con la autopista – como cuando los proverbiales “funcionarios saudíes” confirmaron que los que trabajan para el Príncipe Salman, amistoso hacia Putin, entregaron 500 misiles antitanque TOW a los rebeldes “moderados” del antiguo Ejército Libre Sirio (ELS). Se puede apostar a que esos TOW serán capturados rápidamente por toda clase de salafistas/yihadistas. 

Toda esta acción frenética tenía lugar en paralelo con el recientemente operativo centro de coordinación de inteligencia Rusia-Irán-Iraq-Siria-Hizbulá en Bagdad lo que muestra que actúan en serio. Así se trabaja en la inteligencia en el terreno. Un ataque puede no haber dado en el “Califa” Ibrahim pero envió al paraíso a algunos otros notables del “Califato”. El balance final: el Pentágono no fue invitado y supo del ataque iraquí al ver CNN. Después de todo, los antecedentes muestran que el Pentágono no se distingue por su inteligencia en el terreno en Iraq. 

Fuentes chiíes en Bagdad me confirmaron una vez más que en la ciudad se habla de que el Pentágono y el gobierno de Obama no solo no están interesados en combatir realmente contra el EI/Daesh sino, en el mejor de los casos, dan largas en una especie de modo de “apoyo renuente”. Y esto, porque la “estrategia” del gobierno de Obama –preguntad al lamentable Ben Rhodes– sigue adicta a “Asad debe partir”, no importa cuáles sean las variaciones semánticas sobre el tema. 

¿Y qué pasa con Turquía? Y esta es la respuesta en breve. El Sultán Erdogan simplemente no puede arreglárselas con los kurdos – ni en Siria ni en Turquía. No se las puede arreglar con Siria. Y tampoco puede arreglarse con Moscú. Hay un chiste común en Siria, Iraq e Irán de que no es necesario atacar Turquía; basta con dejar que se desmorone por sí sola. El Sultán Erdogan se asegura de que así sea. 

Y la miríada de impasses del Sultán explica por qué el Primer Ministro turco Ahmet Davutoglu –el de la antigua doctrina de “cero problemas con nuestros vecinos”– ahora dice que Ankara está dispuesta a hablar con Moscú y Teherán sobre Siria, mientras esto no signifique “legitimar” a Asad. Davutoglu también desarrolla la lógica retorcida de que los ataques aéreos rusos aumentan el flujo de refugiados sirios hacia Turquía. Por lo tanto hay que esperar que Ankara lance otra ola de refugiados mantenidos en “campos de retención” hacia la Fortaleza Europa. Y luego culpará a Putin. Y a los misiles de Putin. 

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Pepe Escobar es el corresponsal itinerante de Asia Times/Hong Kong, y analista para RT y TomDispatch.

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