domingo, 8 de noviembre de 2015

DESMITIFICANDO LA MINERÍA Y EL CANON

 
CRISIS DE ECONOMÍAS REGIONALES

El frenazo económico se siente con mucha fuerza en algunas regiones. En el último año se han reducido empleos, despidiendo cientos de trabajadores, 6% en Cerro de Pasco, 13% en Talara, 9% en Pisco, 6% en Chincha, 3% en Iquitos y 7% en Chimbote.

La producción agrícola, sustento principal de la mayoría de regiones, se ha caído este año en 2%. La industria, que aunque está más centralizada tiene importancia en regiones grandes, también ha reducido su producción en 2 %. Pero el mayor golpe ha sido el de la parálisis de las obras públicas, que se han reducido en 30%, sobre todo en las regiones. Un cambio de política es urgente para afrontar esta situación, y ese cambio debe incluir una estrategia para promover el crecimiento y el empleo en las regiones.

DESMITIFICANDO LA MINERÍA Y EL CANON

La caída de las inversiones públicas por parte de gobiernos regionales y municipalidades ha golpeado fuerte en varias zonas del país. Pero aclaremos las cosas.

Se dice que los gobiernos regionales están atrasados y lentos en la ejecución de obras, habiendo gastado solo el 45% de su presupuesto de inversiones hasta setiembre. Pero lo que no se dice es que el ministerio de educación, dirigido por el favorito del MEF Jaime Saavedra, solo había ejecutado a esa misma fecha el 36% de su presupuesto de inversiones, mientras que el ministerio de vivienda y construcción del hoy candidato Milton von Hesse tuvo un avance del 39%, y eso a pesar de que se trata de un gobierno que ya lleva 4 años de gestión, a diferencia de alcaldes y gobernadores regionales que recién han asumido el cargo. Los gobiernos descentralizados son más eficientes que las “estrellas” neoliberales del gobierno humalista.

Una mirada más profunda muestra que la razón inmediata de la enorme reducción de las obras de los gobiernos regionales y locales es que el canon se ha reducido dramáticamente. Según un reciente informe del Grupo Propuesta Ciudadana “las transferencias efectivas por canon y regalías disminuyeron de S/. 9,929 millones en 2012 a sólo S/. 5,685 millones en 2015. Para el 2016 el MEF proyecta S/. 4,923 millones”. Con este recorte, los gobiernos regionales y locales que el 2011, al iniciarse el gobierno de Humala, manejaban el 29% del presupuesto nacional, terminarán administrando el 25%, 4 puntos menos.

Pero ojo, este resultado no es simplemente producto de la ley de canon y los cambios en la situación internacional. Se trata muy claramente de una política así decidida por el MEF, Nadine y Ollanta. Partamos de aclarar que el canon no es un aporte de las empresas mineras a las regiones sino que son recursos del estado central que este transfiere a gobiernos regionales y municipios. En efecto, el canon consiste simplemente en que parte del impuesto a la renta (el mismo impuesto que pagan también el industrial, el comerciante y todos los contribuyentes al gobierno central), se entrega a las regiones. El canon NO es un aporte o impuesto especial de las mineras, y para las mineras este ni siquiera existe en su contabilidad; el canon existe solamente al interior de las cuentas del estado.

La ley del canon, sin embargo, establece que lo que se otorga a regiones y municipios depende de las ganancias de las empresas mineras y no de la contaminación que realicen, de los costos sociales que generan o de los planes de desarrollo regionales y nacionales. De esta manera, un gobierno que se limita a transferir a las regiones solo lo que manda la ley de canon, les recorta esas transferencias cuando los precios de los minerales caen y las ganancias de las mineras pasan de ser enormes a ser muy grandes.

Este gobierno ha recortado brutalmente las transferencias a los gobiernos regionales y municipalidades aprovechando el respaldo legal que le da una muy mala ley de canon. Ojo que la política fiscal es de ampliar, en términos generales, el gasto y la inversión pública, no de recortarlo. El asunto es que MEF-Ollanta centralizan ese gasto, y esta es una decisión política. El gobierno ha podido hacer otra cosa, ya sea cambiando la ley de canon, ya sea incluyendo montos adicionales a los gobiernos regionales y locales en el presupuesto.

Lo que debió hacerse antes, y debe hacerse previsoramente aunque hoy mismo no tenga mucho efecto, es establecer un impuesto a las sobreganancias mineras que se guarde para gastarlo en forma descentralizada en las épocas de vacas flacas. Hay que terminar con la hipercentralización del gasto, que ha agravado el frenazo económico y de la que este gobierno, a pesar de sus esfuerzos e ilusiones, no sacará mayores réditos políticos. Relanzar un programa de obras públicas en las provincias del interior del país debe ser un componente central de una nueva política para reactivar las economías regionales.

CAMBIO DE ESTRATEGIA PRODUCTIVA NACIONAL

La reactivación de las obras regionales solo es parte de la solución al estancamiento de las economías regionales. Es necesario promover una nueva estrategia en la que la industria, la agricultura, el turismo y los servicios de punta jueguen un rol primordial y en la que el desarrollo de conocimientos e innovación productiva sean los fundamentos de un crecimiento sostenible. 

En esta nueva estrategia la minería y las extractivas siguen jugando un rol, pero más de soporte. El agro y el turismo son actividades naturalmente descentralizadas, y por lo tanto su impulso tendrá un impacto fuerte en las economías regionales.

La industria y los servicios de punta tienen que promoverse buscando que no sólo crezcan en Lima, estableciendo y promoviendo grandes parques industriales y de servicios en las principales macrorregiones del país. Solo así estaremos generando el empleo descentralizado que necesitamos.
Esta estrategia tiene además que basarse en la potencialidad de nuestra diversidad biológica y cultural, diversidad que se expresa con particular fuerza en las regiones. Hay muchos ejemplos al respecto. La producción de cacaos orgánicos y especiales, que viene despegando en los últimos tiempos, es parte del aprovechamiento de esta biodiversidad. Generan un desarrollo descentralizado en zonas de ceja de selva pero que se extiende hacia regiones enteras, y que debiera aprovecharse más añadiendo valor agregado con la producción de chocolates. Estos, junto a otras producciones de alimentos, se pueden conjugar con el desarrollo del turismo, añadiendo atractivos al mismo. El turismo mismo solo tiene futuro si se promueven muchos otros destinos turísticos, en base a nuestros muchos atractivos naturales, culturales e históricos, resguardando al mismo tiempo nuestro Machu Picchu amenazado por la sobreexplotación.

En esta estrategia juega un rol clave la innovación y el conocimiento. Todavía muchos de los recursos de nuestra biodiversidad, muchos destinos turísticos, muchos recursos culturales, están poco o nada aprovechados. En algunos casos hay conocimiento pero falta su desarrollo hacia el mercado, pero hay también gran cantidad de recursos muy poco explorados y casi desconocidos. Hablamos de mercados potenciales por descubrir, de productos por procesar industrialmente, de las ahora llamadas “industrias creativas”, de especies de plantas y animales no registradas o muy poco analizadas, de patrimonio arqueológico sin conocer y menos poner en valor. Esto requiere un apoyo estatal, con un trabajo conjunto de ministerios y gobiernos regionales y locales. Las universidades regionales tienen que reforzar su trabajo de investigación y vincularse con emprendedores dispuestos a invertir e innovar.

ALTERNATIVAS

Vivimos en las regiones un serio frenazo de las economías y el empleo, gracias a un modelo económico que apostó todo a la exportación de minerales sin procesar, y ahora que los precios del oro y el cobre han caído, simplemente el extractivismo muestra su agotamiento. Pero en el Frente Amplio estamos convencidos de que sí hay alternativas. Debemos reactivar la economía e iniciar una nueva, distinta, estrategia de crecimiento. Esa es uno de los cambios claves que se jugarán en las elecciones del 2016 que se avecinan.

Escribe: Pedro Francke.
Fuente: Hildebrandt en sus Trece.

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